31 may 2009

Hoy Cordobazo

Por Leticia Somma




En el anochecer del jueves 29 de mayo de 1969, la ciudad de Córdoba estaba envuelta por un humo de distintos tonos de gris, según el material que ardía en las hogueras y barricadas.


Desde colchones viejos hasta automóviles fueron a parar a la la furia del fuego antidictatorial, indiscutible consigna de unidad del Cordobazo a partir de la cual después se discutiría casi todo acerca de los contenidos del estallido.


El gobierno nacional, que encabezaba Juan Carlos Onganía, no varió su tozuda filosofía represiva y creó, mediante un fulminante decreto, el Consejo Especial de Guerra que juzgaría sumariamente a quienes "atentaron contra el orden y la seguridad públicas".


Para el comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, Sánchez Lahoz, quien había comandado el operativo de represión desde su despacho, los sucesos eran causados por "la intervención de células comunistas, internas e internacionales".


Del otro lado de las barricadas, en la noche del 29 quedaban algunos pocos obreros fabriles, sector que fue la columna vertebral de la impresionante y arrasadora manifestación de fuerza del pueblo cordobés.


Espontáneo u organizado, oportunista o revolucionario, el Cordobazo plantó una estaca mortal en el corazón del régimen y, al tiempo que mostró la fuerza de los trabajadores en pie de lucha, dejó expuestos sus límites para acceder al poder político.

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