Cuando Jorge Rivas ingresó al recinto de la Cámara de Diputados, las bancadas y las bandejas superiores estallaron en un aplauso. Eran las 16 del miércoles y minutos después se produciría un hecho inédito en la historia parlamentaria argentina: la jura de un legislador cuya única posibilidad de comunicación es una computadora especialmente acondicionada que se activa con la mirada.
Se trató de una ceremonia breve pero profundamente emotiva que tuvo entre sus invitados al ex presidente y candidato a diputado del oficialismo, Néstor Kirchner; al ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, de quien Rivas era subsecretario al momento de producirse la agresión que lo dejó tetrapléjico.
Sin embargo, todas las miradas se posaron en el palco oficial donde los hijos del legislador celebraban a los saltos el retorno, a la actividad política, de su padre.
La llegada al Congreso Nacional de Rivas coincidió con la de Kirchner, quien rápidamente se acercó hasta el automóvil del diputado socialista para saludarlo y, con el pulgar hacia arriba, darle fuerzas. Sus compañeros del socialismo habían colocado claveles rojos sobre sus bancas y los distribuyeron entre dirigentes y militantes.
El titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, fue el encargado de tomarle juramento: Rivas asintió con la cabeza y la acompañante terapéutica activó el mouse de la computadora que registró la afirmación. Una vez más estallaron los aplausos y volaron papelitos desde las bandejas superiores.
Cabe recordar que Jorge Rivas y Ariel Basteiro forman parte del Partido Socialista bonaerense que no concuerdan con los lineamientos conservadores de la dirigencia nacional del partido encabezada por Ruben Giustiniani.
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