Por Eva Golinger
Documentos recientemente desclasificados y obtenidos por los investigadores Eva Golinger y Jeremy Bigwood revelan que la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) ha invertido más de 97 millones de dólares en la “descentralización”, la “autonomía” y los partidos políticos de la oposición desde el año 2002.
Los documentos, solicitados por los investigadores bajo la Ley de Acceso a la Información de Estados Unidos (Freedom of Information Act “FOIA”), destacan que la USAID en Bolivia fue el “primer donante que apoyaba a los gobiernos departamentales” y “los programas de descentralización” en el país, lo cual prueba que la agencia estadounidense ha sido uno de los principales financistas y promotores de los proyectos separatistas promovidos por los gobiernos departamentales en el oriente boliviano.
Descentralización y separatismo
En total, los documentos afirman que la USAID ha manejado aproximadamente 85 millones de dólares anuales en Bolivia, repartidos entre sus programas de seguridad, democracia, crecimiento económico e inversión social. El programa de Democracia se ha dedicado durante los últimos años a una seria de “prioridades”, la primera denominada “Gobernabilidad democrática descentralizada: Gobiernos Departamentales y Municipales”.
Según uno de los documentos, clasificado como “sensible”, este trabajo de la descentralización comenzó cuando la USAID estableció en Bolivia una Oficina para las Iniciativas hacia una Transición (OTI) durante el año 2004. Las OTI son oficinas de respuesta rápida a una crisis política en un país considerado “estratégicamente importante” para los intereses estadounidenses.
Las OTI sólo se ocupan de asuntos políticos y en general manejan fondos muy importantes en metálico. Las OTI operan como agencias de inteligencia, dada su manera de contratar empresas estadounidenses que luego abren sedes locales en los países donde buscan direccionar altas cantidades de financiamiento a partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil (ONG) que promueven la agenda de Washington.
Tras el fracaso del golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril de 2002, la USAID abrió una OTI en Venezuela dos meses después, en junio de 2002, con un presupuesto de más de 10 millones de dólares, que desde entonces ha filtrado alrededor de 50 millones a través de cinco instituciones estadounidenses a más de 450 ONG, programas y grupos políticos de la oposición.
En el caso de Bolivia, la OTI contrató a la empresa estadounidense Casals & Associates para coordinar un programa de descentralización y autonomía en las zonas de la media luna boliviana, sobre todo en el departamento de Santa Cruz, y para realizar talleres de capacitación con el fin de fortalecer los partidos políticos de oposición contra la entonces candidatura de Evo Morales. Luego de la elección de Evo Morales a la presidencia en 2005, la OTI direccionó todo su trabajo a los proyectos separatistas y los referendos autonómicos en la Bolivia oriental.
A partir del año 2007, el trabajo de la OTI, que contaba con un presupuesto adicional de 13,3 millones, fue absorbido por el Programa de Democracia de la USAID/Bolivia,que ha venido reforzando este proyecto separatista desde entonces.
El trabajo de la USAID en Bolivia cubre casi todos los sectores de la vida política, se introduce en la sociedad boliviana y trata de promover un modelo político e ideológico estadounidense. La inversión en la “descentralización” incluye todo el apoyo y la asesoría necesarias para conformar regiones “autónomas”, desde la planificación departamental, la gestión financiera, la estrategia comunicacional, la estructura presupuestaria departamental, el desarrollo económico regional y la organización territorial - todo ello preparado y puesto a punto por los representantes de la USAID y sus contrapartes bolivianas. Como parte del programa denominado “Fortaleciendo las Instituciones Democráticas” (SDI), la USAID destaca su trabajo de “enriquecer el diálogo sobre la descentralización; mejorar el manejo de los recursos presupuestarios departamentales y promover el desarrollo económico regional”.
Incluso han creado “laboratorios de organización territorial” para ayudar a los gobiernos departamentales a implementar su autonomía.
Según un documento con fecha del 30 de noviembre de 2007, pocos meses antes de los procesos referendarios separatistas en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, el programa de “Iniciativas Democráticas” de la OTI/USAID trabajó de manera muy estrecha con los prefectos en esas regiones para “desarrollar modelos de gobiernos ‘subnacionales, desconcentrados’”. En esas regiones han anunciado que su objetivo es lograr una división política y económica del gobierno nacional para que puedan manejar y beneficiarse de manera autonómica los recursos estratégicos que se encuentran en sus regiones.
No es nada casual que tales iniciativas separatistas se concentren en las zonas más ricas en gas, agua y poder económico. Esta financiación multimillonaria de la USAID a los proyectos separatistas en la zona oriental de Bolivia ha alimentado su acciones desestabilizadoras durante los últimos años, a saber, la violencia contra las comunidades indígenas, actos de terrorismo y planes de magnicidio contra el presidente Morales.
Fortalecer los partidos políticos de oposición
Otra prioridad principal del trabajo de la USAID en Bolivia, puesta en evidencia en los documentos desclasificados, ha sido su amplia financiación y capacitación de los partidos políticos de oposición. A través de las instituciones estadounidenses Instituto Republicano Internacional (IRI) y Instituto Demócrata Nacional (NDI), dos entidades consideradas brazos internacionales de los partidos políticos de USA que reciben su financiación del Departamento de Estado y del congreso estadounidense a través de la National Endowment for Democracy (NED), la USAID ha venido alimentando grupos políticos y dirigentes sociales de oposición en Bolivia. Durante el año 2007, dedicaron 1.250.000.00 dólares a la “formación para los miembros de partidos políticos sobre los procesos políticos actuales, incluyendo la Asamblea Constituyente y el Referéndum Autonómico”. Los principales beneficiarios han sido de los partidos Podemos, MNR, MIR y más de 100 ONG bolivianas.
Intervención en procesos electorales
También gran parte del trabajo de la USAID en Bolivia ha consistido en intervenir en los procesos electorales durante los últimos años. Esto ha incluido la formación de una red de 3 mil “observadores” capacitados por la organización Partners of the Americas, entidad estadounidense financiada por la USAID. La creación de “redes” en la sociedad civil para supervisar los procesos electorales ha sido una estrategia utilizada por las agencias de Washington en países como Venezuela, Ecuador y Nicaragua, para luego intentar desacreditar los procesos electorales y denunciar fraude cuando los resultados no favorecen la agenda estadounidense.
En el caso de Venezuela, el grupo que ha liderado este trabajo es Súmate, una ONG venezolana, creada con financiación de la NED y la USAID, que ha intentado presentarse como un actor “apolítico”, pero que en realidad ha sido promotora del referéndum revocatorio contra el presidente Chávez y ha denunciado fraude en todos los procesos electorales durante los últimos años, a pesar de que instituciones internacionales, como la OEA, la Unión Europea y el Centro Carter los certificaron como legítimos. Estas “redes” funcionan como núcleos de la oposición durante los procesos electorales para reforzar su posicionamiento y tener una presencia y opinión en los medios.
Penetración en las comunidades indígenas
El trabajo de la USAID en Bolivia no está únicamente orientado al fortalecimiento de la oposición tradicional al gobierno de Evo Morales, sino también a penetrar e infiltrarse en las comunidades indígenas, a la búsqueda de nuevos actores que promuevan la agenda de Washington pero con un rostro más representativo del pueblo boliviano.
En un documento desclasificado, los representantes de la USAID hablan de la necesidad de dar “más apoyo a los pasantes indígenas que trabajan en la USAID y la Embajada [de Estados Unidos en La Paz] para construir y consolidar una red de graduados que abogan por el gobierno estadounidense en áreas claves”.
También destacan su trabajo de “fortalecer la ciudadanía democrática y el desarrollo económico local para los grupos más vulnerables de los indígenas en Bolivia”. Según la USAID, “este programa muestra que ningún país o gobierno tiene un monopolio sobre la ayuda a los indígenas […] este programa demuestra que Estados Unidos es amigo de Bolivia y de los indígenas…”
Los documentos, solicitados por los investigadores bajo la Ley de Acceso a la Información de Estados Unidos (Freedom of Information Act “FOIA”), destacan que la USAID en Bolivia fue el “primer donante que apoyaba a los gobiernos departamentales” y “los programas de descentralización” en el país, lo cual prueba que la agencia estadounidense ha sido uno de los principales financistas y promotores de los proyectos separatistas promovidos por los gobiernos departamentales en el oriente boliviano.
Descentralización y separatismo
En total, los documentos afirman que la USAID ha manejado aproximadamente 85 millones de dólares anuales en Bolivia, repartidos entre sus programas de seguridad, democracia, crecimiento económico e inversión social. El programa de Democracia se ha dedicado durante los últimos años a una seria de “prioridades”, la primera denominada “Gobernabilidad democrática descentralizada: Gobiernos Departamentales y Municipales”.
Según uno de los documentos, clasificado como “sensible”, este trabajo de la descentralización comenzó cuando la USAID estableció en Bolivia una Oficina para las Iniciativas hacia una Transición (OTI) durante el año 2004. Las OTI son oficinas de respuesta rápida a una crisis política en un país considerado “estratégicamente importante” para los intereses estadounidenses.
Las OTI sólo se ocupan de asuntos políticos y en general manejan fondos muy importantes en metálico. Las OTI operan como agencias de inteligencia, dada su manera de contratar empresas estadounidenses que luego abren sedes locales en los países donde buscan direccionar altas cantidades de financiamiento a partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil (ONG) que promueven la agenda de Washington.
Tras el fracaso del golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril de 2002, la USAID abrió una OTI en Venezuela dos meses después, en junio de 2002, con un presupuesto de más de 10 millones de dólares, que desde entonces ha filtrado alrededor de 50 millones a través de cinco instituciones estadounidenses a más de 450 ONG, programas y grupos políticos de la oposición.
En el caso de Bolivia, la OTI contrató a la empresa estadounidense Casals & Associates para coordinar un programa de descentralización y autonomía en las zonas de la media luna boliviana, sobre todo en el departamento de Santa Cruz, y para realizar talleres de capacitación con el fin de fortalecer los partidos políticos de oposición contra la entonces candidatura de Evo Morales. Luego de la elección de Evo Morales a la presidencia en 2005, la OTI direccionó todo su trabajo a los proyectos separatistas y los referendos autonómicos en la Bolivia oriental.
A partir del año 2007, el trabajo de la OTI, que contaba con un presupuesto adicional de 13,3 millones, fue absorbido por el Programa de Democracia de la USAID/Bolivia,que ha venido reforzando este proyecto separatista desde entonces.
El trabajo de la USAID en Bolivia cubre casi todos los sectores de la vida política, se introduce en la sociedad boliviana y trata de promover un modelo político e ideológico estadounidense. La inversión en la “descentralización” incluye todo el apoyo y la asesoría necesarias para conformar regiones “autónomas”, desde la planificación departamental, la gestión financiera, la estrategia comunicacional, la estructura presupuestaria departamental, el desarrollo económico regional y la organización territorial - todo ello preparado y puesto a punto por los representantes de la USAID y sus contrapartes bolivianas. Como parte del programa denominado “Fortaleciendo las Instituciones Democráticas” (SDI), la USAID destaca su trabajo de “enriquecer el diálogo sobre la descentralización; mejorar el manejo de los recursos presupuestarios departamentales y promover el desarrollo económico regional”.
Incluso han creado “laboratorios de organización territorial” para ayudar a los gobiernos departamentales a implementar su autonomía.
Según un documento con fecha del 30 de noviembre de 2007, pocos meses antes de los procesos referendarios separatistas en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, el programa de “Iniciativas Democráticas” de la OTI/USAID trabajó de manera muy estrecha con los prefectos en esas regiones para “desarrollar modelos de gobiernos ‘subnacionales, desconcentrados’”. En esas regiones han anunciado que su objetivo es lograr una división política y económica del gobierno nacional para que puedan manejar y beneficiarse de manera autonómica los recursos estratégicos que se encuentran en sus regiones.
No es nada casual que tales iniciativas separatistas se concentren en las zonas más ricas en gas, agua y poder económico. Esta financiación multimillonaria de la USAID a los proyectos separatistas en la zona oriental de Bolivia ha alimentado su acciones desestabilizadoras durante los últimos años, a saber, la violencia contra las comunidades indígenas, actos de terrorismo y planes de magnicidio contra el presidente Morales.
Fortalecer los partidos políticos de oposición
Otra prioridad principal del trabajo de la USAID en Bolivia, puesta en evidencia en los documentos desclasificados, ha sido su amplia financiación y capacitación de los partidos políticos de oposición. A través de las instituciones estadounidenses Instituto Republicano Internacional (IRI) y Instituto Demócrata Nacional (NDI), dos entidades consideradas brazos internacionales de los partidos políticos de USA que reciben su financiación del Departamento de Estado y del congreso estadounidense a través de la National Endowment for Democracy (NED), la USAID ha venido alimentando grupos políticos y dirigentes sociales de oposición en Bolivia. Durante el año 2007, dedicaron 1.250.000.00 dólares a la “formación para los miembros de partidos políticos sobre los procesos políticos actuales, incluyendo la Asamblea Constituyente y el Referéndum Autonómico”. Los principales beneficiarios han sido de los partidos Podemos, MNR, MIR y más de 100 ONG bolivianas.
Intervención en procesos electorales
También gran parte del trabajo de la USAID en Bolivia ha consistido en intervenir en los procesos electorales durante los últimos años. Esto ha incluido la formación de una red de 3 mil “observadores” capacitados por la organización Partners of the Americas, entidad estadounidense financiada por la USAID. La creación de “redes” en la sociedad civil para supervisar los procesos electorales ha sido una estrategia utilizada por las agencias de Washington en países como Venezuela, Ecuador y Nicaragua, para luego intentar desacreditar los procesos electorales y denunciar fraude cuando los resultados no favorecen la agenda estadounidense.
En el caso de Venezuela, el grupo que ha liderado este trabajo es Súmate, una ONG venezolana, creada con financiación de la NED y la USAID, que ha intentado presentarse como un actor “apolítico”, pero que en realidad ha sido promotora del referéndum revocatorio contra el presidente Chávez y ha denunciado fraude en todos los procesos electorales durante los últimos años, a pesar de que instituciones internacionales, como la OEA, la Unión Europea y el Centro Carter los certificaron como legítimos. Estas “redes” funcionan como núcleos de la oposición durante los procesos electorales para reforzar su posicionamiento y tener una presencia y opinión en los medios.
Penetración en las comunidades indígenas
El trabajo de la USAID en Bolivia no está únicamente orientado al fortalecimiento de la oposición tradicional al gobierno de Evo Morales, sino también a penetrar e infiltrarse en las comunidades indígenas, a la búsqueda de nuevos actores que promuevan la agenda de Washington pero con un rostro más representativo del pueblo boliviano.
En un documento desclasificado, los representantes de la USAID hablan de la necesidad de dar “más apoyo a los pasantes indígenas que trabajan en la USAID y la Embajada [de Estados Unidos en La Paz] para construir y consolidar una red de graduados que abogan por el gobierno estadounidense en áreas claves”.
También destacan su trabajo de “fortalecer la ciudadanía democrática y el desarrollo económico local para los grupos más vulnerables de los indígenas en Bolivia”. Según la USAID, “este programa muestra que ningún país o gobierno tiene un monopolio sobre la ayuda a los indígenas […] este programa demuestra que Estados Unidos es amigo de Bolivia y de los indígenas…”
Los documentos desclasificados en su formato original y con traducción al español están disponibles en: www.jeremybigwood.net/BO/2008-USAID
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