13 may 2009

Matar al adversario!

Por Guillermo Mariani
(sacerdote tercermundista)

Una consigna que parecen utilizar sin ninguna moderación las derechas políticas internacionales que brindan su apoyo a los conservadurismos enquistados en nuestros países de América Latina.
La conspiración contra la vida del presidente Evo Morales, contra el cual no ha progresado la acusación de dictatorial y, gracias a la solidez de los vínculos de los países hermanos ha logrado imponerse democrática y constitucional con actitudes de auténtico coraje y sentido popular, es una prueba de la decisión de acabar con él a toda costa. ¡Y desde la Argentina han colaborado como manos de obra desocupada, no movida seguramente por el gobierno sino por fuerzas opositoras, los sicarios que planeaban el magnicidio!

También el presidente Chávez descubrió en su momento alzamientos que tenían como fin cumplir con los deseos expresados a veces y disimulados en otras, de acabar con su persona profundamente molesta para los intereses de los Estados Unidos, a criterio del ex presidente Bush. Y en este caso, también ha sido posible oír y leer entre nosotros, descalificaciones y ridiculizaciones del presidente venezolano, con el pretexto de sacarlo del medio como obstáculo para la continuidad de la dependencia del Sur con respecto al Norte poderoso y armado.

También Correa, desafiado internacionalmente por su par colombiano con el apoyo de Estados Unidos, ha debido recurrir a una actitud defensiva que, sin sacarlo del ámbito de la democracia, lo ha obligado a tomar decisiones fuertes y tachadas como dictatoriales.

No han faltado tampoco entre nosotros como intento, desafío o pretendida videncia de futuro,
personajes que han propuesto y proclamado la destitución de la presidenta y hasta en algún caso predicho que Diciembre del 2008 concluiría con sangre por una rebelión desde las masas para desalojar al Gobierno. Y lo más curioso es que esas mismas personas que se ufanaron de sus predicciones, al no cumplirse ni por la tapas, no se inmutan y entran a hacer nuevas predicciones tremendistas que caen a pedir de boca en mucha gente, para exagerar las disconformidades y desacuerdos con las decisiones oficiales.

Con pequeñas diferencias estas actitudes corporativas y siempre de un modo u otro golpistas al interior de las naciones, como el oriente boliviano, los medios de comunicación y la Iglesia en Venezuela, el agroexportador en Argentina y los capitales internacionales en Brasil significan presiones tan fuertes que resultan generadoras de resistencia y repulsas firmes y, al parecer de los atacantes, autoritaristas y personalistas. Y desde luego que los verdaderos líderes, en este período de crisis y transición, no pueden dejar de lado las decisiones atrevidas que rompan definitivamente con poderosas barreras ancestrales.

El caso de actualidad es Paraguay. Conjuntamente con Bolivia, el Gobierno debió afrontar un grave “tractorazo” que señalo la primera presencia fuerte de los intereses supranacionales. Ahora, una circunstancia (que no es lugar ahora ni tiempo para calificar desde el punto de vista moral personal) la de la paternidad del actual presidente para con hijos que habría engendrado en relaciones sexuales mientras se desempeñaba como obispo, esgrimida con toda saña y ridiculización por el golpista partido colorado, cuya historia abunda en hechos de corrupción y actitudes dictatoriales, tiende a desestabilizar todo un programa de reformas sociales presentado por los grupos que apoyaron la candidatura de Lugo. El intento es no sólo dejar en nada la presencia del líder, sino sobre todo para detener cualquier clase de reforma social de las programadas por los equipos gubernamentales.

Tenemos que agradecer que ninguno de estos líderes progresistas con raigambre democrática popular se esté sintiendo solo. Desde el Caribe hasta Tierra del Fuego corre una brisa esperanzada que esperamos no sea barrida por el poderoso huracán de los intereses antinacionales que han constituido hasta ahora el viento arrasador de nuestras riquezas reales y potenciales. “Muerto el perro se acabó la rabia” es un axioma táctico llevado muchas veces a la práctica.

Tenemos que agradecer que nuestros “mastines latinoamericanos” sigan siendo fuertes para vivir y actuar.



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