La campaña electoral cordobesa no escapa a los cánones de vacío de contenido y agresión sin sentido que está signando la disputa en Buenos Aires y Capital Federal. “Los peronistas de Perón” reza la propaganda del PJ cordobés, difundida en TV; “con Kirchner ni en fotos” proclama el spot televisivo de “ramoncito” Mestre.
Juez, aunque no parece haber puesto tanto énfasis en la propaganda masiva, se pasea por cuanto programa político pueda para hacer chistes, lo que, al parecer de este humilde observador, puede convertirse en su espada de Damocles.
Acastello va por su triste carril, siendo un cuasi desconocido para los cordobeses, salvo para los habitantes del sudeste de la provincia, y aunque destine millonadas para su campaña, sólo aspira a rasguñar un bochornoso 7%.
El eje temático al que recurren las tres fuerzas que lideran las encuestas es la competencia por demostrar quien esta más en contra delos Kirchner, quien los aborrece con mayor profundidad. Algo inédito en anteriores procesos electorales, incluso en los realizados durante el menemato.
La retórica agresiva se profundizó exponencialmenteno sólo contra el Kirchnerismo, también entre lasdemás fuerzas que pugnan en la provincia, es decir, Frente Cívico, Unión por Córdoba y UCR.
La semana pasada La Voz del Interior publicó un artículo que evidenciaba una campaña contra Juez financiada por el PJ cordobés y desplegada por el detestable García Díaz.
Lo que está claro es que el electorado no tendrá en cuenta las propuestas -inexistentes-de los candidatos en el cuarto oscuro. El panorama parece ser favorable al Frente Cívico. En primer lugar, porque pudo armar un aparato con una aceptable expansión en la provincia. Luego, porque logró seducir, aunque cada vez más tenuemente, al electorado escéptico que manda a “la puta que los parió” a los políticos y realiza un análisis de dudosa riqueza reflexiva que expresa “tanto que dice, a ver que hace”. Es un voto que no se caracteriza por su confianza pero sí por su gran signo de interrogación que parece estar tatuado en la frente del candidato.
Las dos fuerzas tradicionales, el PJ – Unión por Córdoba- y la UCR compiten para ver quien accede al segundo lugar en el podio y, aparentemente, van a ser beneficiarios del voto cautivo, que tiene en cuenta a la fuerza política en lugar del candidato y sus propuestas.
A diferencia de la Cuidad de Buenos Aires y Rosario, en Córdoba parece un delirio bolchevique que una fuerza de centroizquierda e independiente pueda afianzarse para conformar una alternativa con proyección y algo de ambiciones. Basta mencionar que el proyecto de Fernando “pino” Solanas no tiene siquiera personería jurídica en la cuidad.
El interrogante que se plantea es la causa del vacío de contenido, que podríamos atribuir a la clase política o a la ciudadanía que los elige, que no parece preocuparse demasiado por escuchar propuestas y recibe de los políticos lo que, en definitiva,nadie reclama.
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