31 mar 2009

Los susanos

Por Ivan tcach

Crisis, inseguridad, desempleo, pena de muerte, paco, delincuencia, oposición, retenciones. Se viven tiempos convulsionados en Argentina y no esta mal que la gente este al tanto, se preocupe y se manifieste sobre los temas de interés público. Pero ¿sobre qué asuntos y de qué manera se manifiesta la ciudadanía? ¿Qué es lo que más molesta y preocupa? ¿Cuáles son las causas que se defienden?
Resulta que un día la vedette que tomaba champagne con Menem mientras se rifaba el país, es la abanderada de los sin voz ni voto que ven con simpatía la aplicación de la pena de muerte, al día siguiente se da cuenta de que sus palabras fueron desmedidas y se retracta, pero posteriormente dice muy suelta de cuerpo que tendría que volver el servicio militar obligatorio. Entonces, ese es el nivel de debate que existe hoy en nuestro país. Es el debate, la queja y la manifestación “popular” que ocurre cada vez que a la clase media se ve amenazada. Y la historia se repite una y otra vez, como un círculo vicioso que agobia.
Básicamente el problema no se vincula a izquierdas versus derechas, sino más bien a seriedad versus estupidez, la cual no hace distinciones ideológicas. Obviamente la mayoría de los grandes medios no ayudan. Hace dos años, cuando la situación del país era otra, no se ponía tanto empeño en hablar de la inseguridad.
No es menos cierto que la clase política se dirime en luchas de poder que no atañen a la ciudadanía. El gobierno esta asustado por perder demasiado o 10 gramos de hegemonía que le impida conducir el país a su antojo como un camión que se lleva todo por delante, aunque esta nueva modalidad de decisión en el congreso sea un avance. Por otro lado, la oposición examina los golpes más bajos que puede pegar desde un lugar en el cual es muy fácil hacerlo, se saca fotos con sojeros estafados por el estado, legítimos o no, y asegura que este país es mas inseguro que Colombia lo que no ayuda a combatir el problema y menos aún la psicosis generalizada.
Mientras tanto los pobres se mantienen al margen y tratan de subsistir, muchos trabajando, otros viviendo el día a día a paco y bolsón. Un poco porque así los acostumbraron otro poco porque al poder de turno le sigue conviniendo que así sea.
Lo que parece más sensato -y pocos parecen advertir- es buscar soluciones ahí abajo en lugar de poner más policías en la calle.
Es difícil terminar de comprender por qué la ciudadanía prefiere que el estado se encargue de poblar las calles con uniformados en lugar de desarrollar programas para rehabilitar a los adictos al paco. También habría que preguntarse si la cantidad de policía es directamente proporcional a la calidad de seguridad que se podría brindar.
Seguramente muchas de las victimas de un hecho de inseguridad no acordarían con este análisis pero lo imprescindible es actuar con sensatez y no impulsivamente.
Veremos cómo continúa la historia sabiendo que estamos en un momento complicado y que tenemos experiencia para saber que estas situaciones se resuelven pensando soluciones para la sociedad en su conjunto.

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