30 jul 2009

Raymond Williams. Una larga revolución

Por Ivan Conte
LDNM

La reciente publicación de la antología Historia y cultura común (Catarata, 2008) ha vuelto a poner de actualidad a Raymond Williams (1921-1988), uno de los autores clave de las corrientes críticas de la teoría cultural. La obra de Williams abrió la reflexión estética a nuevos territorios en los que el arte, el pensamiento o la literatura establecen relaciones complejas con conflictos sociales y políticos de gran amplitud.
Recuperamos algunas declaraciones señeras que realizó a lo largo de su dilatada carrera. La importancia de las comunidades "El verdadero problema de las políticas tradicionales es que cuando han existido alianzas han sido de liderazgo y, por tanto, de una utilidad muy limitada. Sencillamente, no está bien que sólo los líderes se enzarcen en la construcción de alianzas. Si ha de haber alianzas, vendrán de gente que rechace el liderazgo y construya una base popular". "Yo veo el socialismo de una manera diferente a la intelligentsia inglesa fabiana o marxista. Todavía recibo reprimendas de cuando en cuando por preocuparme demasiado de las comunidades y no ser lo suficientemente universalista. Pero, naturalmente, ¡la universalidad de la clase media inglesa es una contradicción en sí misma!"Globalización "Cada vez soy más de la opinión de que en este estadio de la internacionalización de la producción, no hay ninguna posibilidad de que el crecimiento vaya a satisfacer las necesidades de la gente.
Simplemente, unos se harán más ricos (por esa internacionalización), y otros más pobres". Las masas "Siempre he estado en contra del término ‘cultura de masas’. Puede sonar presuntuoso de mi parte, pues el uso del término está muy extendido, pero quiero llamar la atención sobre las asociaciones implícitas que trae consigo.
En política, el término ‘masa’ es muy ambivalente. La derecha lo usa para hablar de la democracia de masas, que es algo bastante vulgar e impredecible y volátil; y la izquierda para hablar de la acción de masas como un modo de mostrar solidaridad, gente reuniéndose para cambiar su condición. En el término ‘masa’ se confunden muchas cuestiones. Si es simplemente una etiqueta, vale, pero creo que es más que eso: el término está cargado de presuposiciones, en particular procedentes de prejuicios antidemocráticos sobre cualquier cosa que alcance o esté dirigido a un gran número de gente".
Cultura popular "El término ‘cultura popular’ ha llegado al siglo XX con al menos tres significados. En primer lugar, antes de la revolución industrial, se mezcló con el término ‘folk’. A pesar de que el término alemán ‘volk’ se pudo traducir como ‘popular’, fue vertido como ‘folk’.
También estaba ‘popular’ en el sentido más sencillo de algo que se dirigía a un gran número de gente, y el término que llegó al siglo XIX significaba ‘apreciado por un gran número de personas’.
La cultura popular significa ahora para algunos de sus practicantes aquello que representa cierto tipo de interés o experiencia en oposición a los modos de una cultura establecida, o enfrentado al poder".Los peligros de la nostalgia cultural "Existe una interminable reconstitución nostálgica que se debe en parte a la creencia de que en algún lugar yace una esencia del pueblo, una esencia del mundo popular que se ha perdido de alguna manera, pero que se puede reconstruir reconectándonos con nuestro pasado.
Cuando, en realidad, la historia ha transformado tanto esta esencia que la única conexión significante sería estrictamente contemporánea, no solamente en el plano material, sino también en la manera en que se produce, sea cual sea el período del que se trate.
El mayor peligro es tener fantasías sobre una conciencia pasada que, si se pudiera revivir con unos añadidos contemporáneos, transformaría el presente. No es así. Esta creencia es un ejemplo de una de las estrategias de oposición defectuosas que nos han conducido a donde estamos ahora".
Los medios de comunicación "Hoy existe un falso sentido de comunidad transatlántico dentro del mundo de habla inglesa. La gente dice cosas como ‘¿no es maravilloso que diecisiete millones y medio de nosotros estuviésemos viendo patinaje sobre hielo la pasada noche? Se trata de una experiencia nacional compartida’. Me gustaría dar la bienvenida a cualquier cosa que rompa con esta idea falsa.
La idea de nación referida a un área de interés relevante, de gente a la que ‘reconocemos’, excluye a la mayoría de la gente del mundo a la que no reconocemos pero vemos por televisión.Estoy en contra de la noción de un servicio público que afirme representar ideas como el interés nacional o el interés público, que considero construcciones falsas.
Hablando con algunos licenciados de la Universidad de Cambridge en un seminario, gente que normalmente no trabaja en los medios de comunicación, les pedí que imaginasen que, al ir a una biblioteca, se encontraran con un encantador bibliotecario que les dijese: ‘Tenemos una selección de libros muy interesante para que leas esta semana. Tenemos una novela histórica, un libro de bricolaje, un thriller y un libro de jardinería’, y todo lo que tuviesen que hacer fuese llevarse los libros a casa. Es algo absurdo para cualquiera que valore los libros, pero esta es precisamente la convención que se ha naturalizado en el medio televisivo: gente preparando una selección para ti".

No hay comentarios: