16 ago 2008

El país del Nunca Jamás
















Por Lic. Cristian Pérez
Ilustración: Joaquín Oliva


El 24 de julio se presentaron antecedentes jurídicos e históricos para gran parte de la sociedad cordobesa. Luciano Benjamín Menéndez, el máximo torturador, genocida y cipayo que tuvo la dictadura militar en Córdoba, fue condenado a prisión perpetua en una cárcel común. Además, recibieron la misma sentencia Luís Alberto Manzanelli, Carlos Alberto Díaz, Oreste Valentín Padován y Ricardo Alberto Lardone; mientras que Vega fue condenado a 18 años, y Hermes Oscar Rodrigues junto a Jorge Ezequiel Acosta a 22 años.

Los descargos que los represores manifestaron no pasaron desapercibidos por este medio, ya que libró la peor de las “bestias” de la sociedad Argentina: la hipocresía fascista e ideológica.

Los muertos no se ríen de los degollados

Menéndez, ex Jefe del Tercer Cuerpo del Ejército, alegó fiarse de “que los guerrilleros de la década del 70, hoy en el poder, no puedan consumar sus propósitos de imponernos sus regímenes autoritarios.” Discursos que, en estos últimos meses, no solamente sostuvieron la “tradicional” Sociedad Rural y los sectores más conservadores y aristocráticos de la burguesía argentina, si no también, todos aquellos “oportunistas” que encontraron los espacios para posicionarse políticamente. Alegorías a un autoritarismo que podría haber mencionado Carlos Menem, por la “persecución” de las extensas causas de corrupción que tiene abiertas, o el ex Gobernador De La Sota, porque la Nación no coparticipa los fondos de una provincia que endeudó e hipotecó hasta el cansancio. Pero también de todo el frente “opositor”, que se alineó junto al sector agrícola, la parcela más beneficiada de los últimos años en la Argentina y en el mundo.

¿Pero, qué significa llamar “guerrilleros” al actual Gobierno Nacional? ¿Qué características tienen estos calificativos en la actualidad? Particularmente, dos aspectos tan coyunturales como contradictorios. Primero, deslegitimar una institucionalidad que perdió fuerza política por no asimilar que gran parte de la sociedad argentina acompaña una política de retenciones, pero no visualiza una justa distribución de la riqueza. Segundo, instalar una histórica retórica de antinomias. Peronismo vs. Gorilismo/oligarcas (anti-peronista). Rojos vs. Azules. En última instancia: Civilización o Barbarie. Divagación que remite no solo a un pasado reciente, si no también que interpela al presente, mencionando a la “doctrina subversiva” como “enemiga de la constitución, puesto que niega a dios, suprime la patria, prohíbe la libertad y reemplaza la justicia por el conflicto general y permanente, disuelve la familia, elimina la propiedad, y los valores de nuestra carta magna”, según afirmó el represor.

“intentan destruir nuestro estilo de vida”

Lo más provocador en el alegato es la imposición de un autoritarismo gubernamental que “intenta destruir nuestro estilo de vida”, según subrayó el genocida Luciano Benjamín Menéndez. Pero, ¿qué y a quién representa ese “nosotros” donde se incluye el pensamiento de quien, por más de treinta años, caminó impune por las calles Cordobesas? Encarna al “estilo” de vida del Establishment más poderoso de la Argentina. Entre ellos a los grandes evasores impositivos del fisco. Ideología que simboliza la impunidad, que no solo desestabiliza instituciones, que corrompe y ostenta, si no que muchas veces conviven con el poder político.
¿Qué más refleja este discurso que pasa muchas veces desapercibido? Trasluce la poca profundidad y mediocridad del periodismo en la Argentina. No ya de aquel periodismo desfachatado que quedó acentuado en Bernardo Neustadt o Mariano Grondona donde idolatraban a Carlos Menem-(dez) por su “gran experiencia y transparencia de gestión”1, sin tener en cuenta que semejante ladrón y estafador ilustre las páginas de su libro “La corrupción"1.

Dictadura legitimada vs. Democracia legalizada

“Antes los terroristas estaban en la ilegalidad y ahora están en la legalidad. Desde el poder intentan convertirnos a su sistema esclavista (…) No pueden decir los guerrilleros que estaban defendiendo la democracia, cuando la democracia estaba defendida por los gobiernos democráticos” Así, se remitió Menéndez en un discurso que intenta borrar las huellas y revertir la historia de los supuestos “militares victoriosos” que fueron los responsables de la persecución, la tortura y el horror en la Argentina.
Hay que detener “la marcha hacia el abismo”, sentenció el genocida. A si mismo, pronosticó infiernos dantescos para algunos, y catapulta al sillón presidencial para otros. Esos “hombres defendieron la patria”, gritó por todos los medios y pasillos Cecilia Pando, esposa del Mayor retirado Pedro Mercado y presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de la Argentina. Discurso que también imperó en los piquetes de la ruta nacional 9 cuando se pidió “construir la Argentina que soñamos”, mientras se exigía “la cabeza de la presidenta”, como si fuera un vacuno para pasar por “El Matadero” de Esteban Echeverría.
Sigo preguntándome, impregnado en las raíces más ondas de la sociedad como si conviviera con una epidemia social hasta los tuétanos, porqué aparece el hipócrita argentino.
¿Sigo preguntando? Mientras un taxista comenta: “a estos Kirchner hay que matarlos a todos, una ETA hace falta en la Argentina”. Que “es toda una mentira que abuelas y madres de Plaza de Mayo tienen gente desaparecida”. Que “las hijas, caminan tranquilamente y viven en Europa.”
Sigo indagándome si estaré en la misma Argentina o estamos observando dos realidades diferentes.
“Che Blanquitaaaaaaaa…” se escucha por la radio del taxista, con una voz socarrona. “Este hace patria”, me dice, “regala banderitas argentinas”. Siempre firme, haciendo patria, Don Mario Pereyra. 3

1-Palabras textuales del Programa Hora Clave trasmitido por Canal 9.

2-Libro de Mariano Grondona editado en 1993. Editorial Planeta.

3-Medio Radial más popular de Córdoba. LV3

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