14 nov 2009

ONU: reforma que no llega

Por Victor M. Carriba


Nuevas y precisas demandas de reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas volvieron a colmar el plenario de la Asamblea General en la semana que termina, con fuertes críticas a su actual composición y métodos de trabajo. Como en varios años anteriores, buena parte de las exposiciones en torno a ese tema criticaron con diversa contundencia claros intentos de ese órgano de 15 miembros de sobrepasar los poderes y funciones que le corresponden para inmiscuirse en los de la Asamblea General, el máximo foro de la organización.
Una de las más abarcadoras intervenciones sobre el asunto fue la realizada por el embajador egipcio, Magded Abdelaziz, en su calidad de presidente del comité de coordinación del Movimiento de Países No Alineados.El diplomático recordó los acuerdos de la cumbre de esa agrupación realizada en julio pasado en Egipto y el rechazo de ese foro a la pretensión de utilizar el consejo para impulsar intereses de carácter nacional.
También ratificó la exigencia de que ese órgano se mantenga estrictamente dentro de los poderes y funciones acordadas en la Carta de la ONU y refuerce los principios de imparcialidad y la no selectividad en su desenvolvimiento.La mayoría de los países que participaron en la discusión advirtieron que la agenda de trabajo del Consejo de Seguridad tiene que reflejar las necesidades e intereses de los países desarrollados y los subdesarrollados de manera objetiva, racional, no selectiva y no arbitraria.
Otro punto del debate estuvo relacionado con el incesante reclamo de modificar la composición del órgano, tanto en la cantidad, como en las categorías de sus miembros y en el privilegiado derecho de veto que ostentan solo cinco países (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China).Sobre el número de integrantes, la generalidad de las propuestas lo elevaron de los 15 actuales a 25 ó 26, pero abarcando las dos categorías para permitir que Estados subdesarrollados de África, Asia y América Latina y el Caribe ejerzan como miembros permanentes.
Según explicó el representante alterno permanente de Cuba ante la ONU, Rodolfo Benítez, aumentar únicamente el número de puestos no permanentes, haría del consejo un órgano aún menos representativo y por tanto, menos legítimo y efectivo.En cuanto al derecho de veto, gran parte de los oradores reiteraron la oposición a su mantenimiento en exclusiva para los actuales cinco miembros permanentes y abogaron por su eliminación.
Pero como esa decisión no llegará en un plazo cercano ni mediato, si es que se adopta algún día, ya existen sugerencias para otorgar el derecho de veto a una parte de los países subdesarrollados que se sumen al consejo con carácter permanente después de su ampliación.
Otro ángulo del mismo asunto de la composición radica en duros reclamos por una mayor representación geográfica que ponga fin a la actual situación en que regiones enteras como África y América Latina y el Caribe no cuentan con un asiento permanente.
En números, se escucharon iniciativas para otorgar dos asientos de miembro permanente a cada una de ellas.La cuestión de las sanciones que decide el Consejo de Seguridad fue otro aspecto abordado, con matices críticos, por algunas delegaciones ante la Asamblea General, en particular en los casos que se pretenden aplicar de manera preventiva.
Al respecto, varias delegaciones reiteraron que esos castigos solo deben ser considerados cuando se agotan todos los medios pacíficos de solución de disputas y precisaron que su imposición debe ser clara para ser levantada tan pronto como son alcanzados los objetivos para los cuales fueron decididos.
Ahora hay que ver si la cuestión de la reforma del Consejo de Seguridad avanza con mayor celeridad o si el año próximo las modificaciones siguen pendientes y el plenario de la Asamblea General tendrá que escuchar de nuevo las mismas propuestas.

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