La polémica por las escuchas telefónicas ilegales en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires llegó al punto más álgido del poder ayer cuando la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, salió a responder las acusaciones del jefe del Gobierno, Mauricio Macri, y le reclamó que "se haga cargo" del escándalo y "no intente colocar las culpas en los otros."Que cada uno se haga cargo de lo que dice y de lo que hace.
Y que por favor, entre todos contribuyamos a traerle paz y buenas ideas y buenas actitudes a todos los argentinos, que es para esas cosas para las que nos votan", señaló la jefa del Estado durante el acto de celebración del Día de la Soberanía Nacional en la Casa Rosada.
El jueves, durante una conferencia de prensa, Macri acusó directamente a Cristina y a Néstor Kirchner de "querer quedarse con todo, ahora quieren ir por la Ciudad, pero no nos van a parar", había afirmado.Macri vinculó "al matrimonio presidencial" en el escándalo de las escuchas telefónicas que sacude a su gestión, con el supuesto objetivo de oponerse a la creación de la Policía Metropolitana, luego de que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, pidiera su renuncia a la jefatura de Gobierno de la Ciudad.
La Presidenta le contestó: "Yo me hago cargo de todo, de lo bueno y de lo malo. No soy de esas que le echan la culpa a los demás. Jamás se me ocurriría, nunca en mi vida le he echado la culpa a los demás de lo que pudo haber sido un error o un desacierto o una política mía".Aunque se refirió claramente a Macri para reclamarle que asuma su responsabilidad en el escándalo por el espionaje a políticos del oficialismo y la oposición en el que dos ex jefes de la Policía Metropolitana son investigados por la Justicia, la primera mandataria se cuidó de no mencionar al jefe de Gobierno.
Previo a este discurso y ante la pregunta de los periodistas, la Presidenta hizo un gesto con sus manos y hombros para desvincularse del escándalo de las escuchas en la Ciudad, como indicando: "Yo no fui".A Macri salieron a defenderlo el bloque de diputados nacionales de Pro, jóvenes de su partido que impulsaron una pegatina de afiches con la frase del jefe de Gobierno "No nos van a parar" y el secretario general del gobierno porteño, Marcos Peña, quien admitió "errores" y que se avecina un cambio de gabinete.
Los diputados de Pro encabezados por el jefe del bloque, Federico Pinedo, apuntaron contra Aníbal Fernández a quien le reclamaron que "dedique su tiempo a ocuparse de los tantos problemas que acechan al país, como la inseguridad, el narcotráfico, la pobreza, la falta de empleo", en vez de "jugar a quebrar el federalismo y la democracia."Aníbal Fernández se ensaña tanto con el Pro que ya parece una enfermedad crónica.
Acusa de desestabilizadores a la oposición, cuando los únicos desestabilizadores son ellos, extorsionando a gobernadores e intendentes a cambio de fondos y obra pública", señalaron los legisladores macristas en un comunicado.En línea con las acusaciones vertidas ayer por Macri, los diputados denunciaron que el Gobierno nacional "ostenta los peores índices de corrupción de los últimos años", según el informe anual de transparencia Internacional y aclararon que sobre las escuchas detectadas, Macri "se está haciendo cargo de la situación, dando la cara".
Por su parte, Marcos Peña admitió "errores" en la designación del ex comisario Jorge ?Fino' Palacios como jefe de la Policía Metropolitana, y confirmó que "faltan unos días" para que se produzca un cambio de gabinete en la Ciudad, tras lo cual admitió que "todo el equipo está a disposición para ir a todos los lugares o para salir de cualquier lugar".
Precisamente Palacios está detenido por el caso y ayer el juez federal Norberto Oyarbide le denegó la excarcelación al considerar que en libertad podría entorpecer la causa por las escuchas telefónicas en la que está acusado y detenido, incluso aprovechando "contactos con altos cargos ejecutivos en la Policía y la política".
No hay comentarios:
Publicar un comentario