19 ene 2009

El negocio de la seguridad y la corrupción policial

Por Pedro Agüero D.


En la ciudad de Córdoba se produjeron violentos asaltos con muertos y heridos durante el 2008.
Estos sucesos se van incrementando con la lucha de bandas de narcotraficantes en zonas como Colonia Lola, Sargento Cabral, Villa Páez y las Violetas.
Los noticieros dan a conocer lo que sucede en Bs.As con el narcotráfico pero, en nuestra provincia este flagelo se empieza a cobrar victimas en los “frecuentes” tiroteos de bandas.
Los ciudadanos empiezan a atemorizarse debido a la inoperancia de las fuerzas policiales y a los cotidianos casos de corrupción de sus agentes.

El narcotráfico:

En la ciudad de Córdoba existen las llamadas “zonas rojas”, donde se encuentran las famosas bandas de narcos. Estos desarrollan sus respectivos negocios ilícitos con la venía de la comisaría de turno. Muchas de ellas se encuentran en barrios como Gral. Bustos, Mariano Fragueiro, Gral. Savio, Los Paraísos y San Martín.
Pero los lugares de mayor contrabando y donde estas bandas se están matando para prevalecer en el mercado de los estupefacientes, son Colonia Lola y Villa Páez.

En estos lugares se han encontrado personas asesinadas con armas de diferentes clases, como consecuencia de obtener el liderazgo de la zona o por ajustes de cuenta.

Hace unos años atrás, los cordobeses se estremecieron cuando leyeron en los diarios que había aparecido la cabeza de un hombre clavada en la tapia, en su casa de Colonia Lola.

Se trataba de un vendedor de droga a quien mataron por equivocación. El objetivo era "Peluquín", otro dealer.

En 2004 el cadáver de otro hombre fue hallado cortado en pedazos y envuelto en paquetes y en marzo del año pasado, en el corazón de Colonia Lola un tiroteo entre narcos le costó la vida a un nene de siete años que quedó en medio del fuego cruzado.

El barrio Colonia Lola o Colombia Lola (según los vecinos) es uno de los más peligrosos lugares de Córdoba y en la cuál la policía es su mayor cómplice.

Según Marta (vecina del Lugar) dijo a este medio que “En Colonia Lola, todas las noches vemos desfilar autos de última moda y bajan gente con paquetes raros. …Este barrio es el lugar de todas las dogas habidas y por haber…y la policía sabe pero no hace nada….”.

Por otra parte Rubén (vecino) nos advertía de que “a la noche, no hay nadie en la calle por que es el lugar y la hora justa de las banditas”.
Sin embargo otros vecinos se negaron a hablar por temor a represalias de “ciertos personajes” del barrio.

Paralelamente en el interior de Villa Páez, se están disputando el control de la venta de drogas. Sus protagonistas son dos personajes del lugar, apodados “el Chino” y “José”, y sus seguidores asaltan frecuentemente a los transeúntes con la finalidad de generar temor en la zona.

Estos son algunos lugares en donde el negocio de la droga va en aumento y sus gestores acaparan mayor poder e influencias sobre comisarías. Las cuales hacen caso omiso a estos delitos con la finalidad de cobrar un “canon” a los delincuentes.

La Inseguridad:

Ante una política de seguridad ineficiente que significa “mayor cantidad de móviles y policías en las calles” y “creación de nuevas divisiones en la Policía”, se genera mayor inseguridad.

Esto parece incoherente pero no lo es, debido a que ciertos comisarios y altos funcionarios de la Policía, provocan adrede las llamadas “zonas liberadas”. En estas, la delincuencia actúa libremente con el visto bueno de la policía, la cual no intercede y en muchos casos cobra un canon por no hacerlo.

Los Barrios de San Martín, Los Paraísos, Las Magnolias son casos evidentes y en los cuales, los robos han aumentado un 40 %.

En la actualidad los comerciantes contratan policías adicionales para que resguarden y velen por su seguridad. De esta forma el negocio de la seguridad ha ido en aumento en el último año (25%).

Mientras haya más actividad delictiva, mayores recursos y dinero recibirán las autoridades policiales y mejores negocios harán sus miembros (drogas, zonas liberadas, prostitución, etc).

Las comisarías conocen a todos los sujetos de malvivir de los barrios, ya que poseen mapas de los “nidos” de delincuentes pero no actúan debido a que si lo hicieran, dicho negocio de la “seguridad” dejaría de existir.

El aumento de aspirantes a la Escuela de Policía es un indicador del negocio de la seguridad.
Ya que solo el 80% se inscribe como salida laboral y el resto solo lo hace por vocación.

La falta de vocación de muchos policías y la corrupción en sus autoridades hacen que la delincuencia común y la uniformada vayan de la mano acrecentando sus arcas, negocios e influencias.

Durante estos días se ha llevado acabo movilizaciones de vecinos en los barrios de Guiñazu y Los Paraísos por la muerte por asfixia del comerciante Hugo Demarchi.

Este hecho sucedió a 40 metros de la comisaría de Guiñazu y sus integrantes no pueden dar con los autores del crimen.

Ante esto los vecinos del lugar indignados se movilizaron para reclamarle acción a una policía cada vez más abúlica.

Lo que se avizora….

Para este año habrá un incremento de las actividades delictivas y más aun lo referido a las drogas.

Según fuentes consultadas por este medio, la más peligrosa es el aumento de enfrentamientos armados entre bandas de narcotraficantes.

Esto es provocado porque Córdoba dejó de ser un lugar de paso y se está convirtiendo en zona de venta y fraccionamiento de diferentes cicotrópicos.

Todo esto, gracias al amparo de numerosos actores del espectro público y privado (concejales, legisladores, policías y empresarios), quienes se encuentran relacionados a la venta de la misma.

Lo llamativo del asunto es que los medios de comunicación tradicionales no tratan esta temática debido a que existe un pedido especial de altas autoridades de la gobernación y la policía a que omitan ciertos hechos con la finalidad de “no causar pánico a la población” o entre líneas “no alertar a la población de los oscuros negocios de algunos”.

De nada sirve “sacar a la calle” más uniformados para que estén durmiendo en sus patrulleros o comisarías. Tampoco lo es, que la mayoría de ellos pidan contribuciones a los comerciantes por seguridad.

De nada sirve gastar sumas exorbitantes en equipos tecnológicos para la policía, si no se depura la misma de elementos corruptores.

La sociedad debe tomar conciencia, que la seguridad no significa “gatillo fácil” sino que debe haber mayor control de la misma sobre la policía.

La abúlica acción de las comisarías genero en el año 2005 que se hablara de “Juntas Vecinales de Seguridad” compuestas por simples vecinos que patrullasen las cuadras y avisaran a sus prójimos ante “elementos extraños”. De esta forma se desarrollaba la participación genuina de la vecindad pero las comisarías abortaron el proyecto.
Mientras tengamos un cuerpo policial corrompido en un 80 % y gobernantes sospechados de oscuros negocios, no avizoremos un futuro optimo.

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