Somos adictos al auto, al consumo exagerado de energía eléctrica, nuestra ciencia y tecnología depende absolutamente de la electricidad, y la usamos de la mañana a la noche y de la noche a la mañana. Cuando la vida de la mujer y del hombre era simple y sus necesidades pocas, se podían adaptar con respeto a la naturaleza y se era mas feliz.
Hoy tres cuartas partes de la población viven encajonadas en ciudades y nuestra vida esta inclinada a las dificultades, porque cundo salimos de esas comodidades que brinda la ciudad nos sentimos infelices. Apreciamos la naturaleza en cuadros, la respetamos porque limpiamos su polvo.
Los cambios climáticos producidos por el calentamiento global nos acercan otra vez a la naturaleza, las sequías vuelven obsoletas las centrales hidroeléctricas y tenemos crisis energética diaria, la gente se inquieta mucho, no por la naturaleza si por la comodidad y la necesidad.
¿Cómo encontrarnos en los restaurantes, discotecas, cines, teatros, si no hay luz? Estas conveniencias hechas por la modernidad se han convertido en una drogadicción, una vez adictos, no se puede funcionar sin ella, no se puede vivir sin ella.
El tiempo que nos tomara prepararnos para respetar a la naturaleza y empezar a convivir con el campo porque de ahí saldrá la vida, requerirá dejar atrás nuestras vidas artificiales, egoístas e independientes.
Si nos sentimos inquietos por los racionamientos eléctricos, sequías e inundaciones, huracanes, deberíamos sentirnos mas inquietos por el calentamiento global y porque no estamos acostumbrados a vivir en solidaridad. Estados Unidos no puede enfrentar por si solo el calentamiento global. Nadie esta preparado para los cambios climáticos.
Los norteamericanos vienen estudiando por décadas los tornados y los huracanes con la mejor tecnología que disponen y se encuentran más confundidos que antes por la velocidad de los cambios climáticos y su complejidad.
Los datos introducidos a la computadora para estudiar el calentamiento global requieren ser actualizados constantemente, sin embargo, la venta de vehículos no para, la industrialización de combustibles fósiles tampoco, porque todo es un conjunto que hace parte de la industrialización que el G8 no puede parar, porque la ciencia y la tecnología así como la economía mundial depende de la comodidad que beneficia a la humanidad.
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