7 abr 2009

DOCENTES EN RIO NEGRO

Todos contra todos?


Por: Emiliano Rajneri desde Rio Negro


En la provincia de Rio Negro las clases no han comenzado, y esto se debe a las trabadas negociaciones entre el Consejo Provincial de Educación (CPE) y el gremio docente UnTER (Unión de Trabajadores de la Educación Rionegrina) que no han encontrado una salida satisfactoria. A raíz de esto, la lucha se ha intensificado mas aun, llegando a formar numerosos piquetes en la provincia, siendo el más conflictivo el de Chinchinales, sobre la ruta 22. Los docentes exigen al CPE la actualización de sus sueldos -que por estos momentos son los más bajos del país-, y la derogación de legislaciones que impiden la toma de cargos en razón de residencia local, así como el no descuento de los días de paro. De la mano del gremio y su metodología, este no ha aceptado la oferta del gobierno ($200 no remunerativos) y la protesta se ha abierto en varias direcciones, ya que muchos docentes se opusieron a la medida al descontárseles los días parados. Con esto el gobierno logro minimizar la protesta pero el conflicto, por el contrario, aumentó el malestar entre la población, dados los cortes, las escuelas y colegios sin clases y los días descontados que cada vez suman más.

Desde hace ya más de un mes, y para revivir el folklore de cada año, en muchas provincias los docentes primarios y secundarios resolvieron como medida de fuerza el no comienzo de clases. Las relaciones y repercusiones que estos hechos cíclicos provocan en la sociedad, dependen en gran medida de la estructura sindical y política que cada contexto presenta. Es así, que el caso de Rio Negro no cae en el común del resto. Allí, gremios, docentes y ministros llevan a cabo una lucha que transgrede los limites institucionales (lo cual no sale precisamente de lo común) hacia un límite de dudosos presagios. Gremios que, indignados por las negociaciones no satisfactorias con los funcionarios provinciales, coaccionan a todos aquellos docentes que no adhieren a la medida. Y todo ello mientras el gobierno provincial se regocija cruzado de brazos, observando cómo “pobres contra pobres” (léase pobreza de la docencia como profesión, y particularmente los docentes rionegrinos, que están entre los peores pagos) se arrancan las uñas para llevar más o menos lejos la contienda. La imagen se torna aun peor si consideramos el piquete y sus repercusiones en aquellos a quienes afecta.

La indignación entre los trabajadores de la educación rionegrina se hace presente en todos los sectores del gremio, así lo expresó Ester, una docente que no adhiere al paro, cuando recalcó: “la demanda consiste en aumento salarial en blanco, es decir en el básico, que dicho sea de paso es el más bajo del país, dejar sin efecto resoluciones que dan prioridad para tomar cargos en asamblea a quienes tienen domicilio en la localidad y en segunda vuelta a quienes tienen domicilio en otras localidades (el sindicato argumenta que son discriminativas por la gran cantidad de maestros de otros lugares), y el no descuento de los días de paro (que a la fecha son más de 40)”

Así mismo, Elvira, otra pedagoga que tampoco adhiere aclaró que “las negociaciones salariales en los últimos años y yo diría desde siempre, fueron con mucha confrontación, muy difíciles y siempre culpando al docente por la pérdida de los días de clases, cuando en realidad el propio gobierno dilata los tiempos de negociación, pareciera que quisieran ponernos siempre en contra de los padres de los alumnos”. “Comentarios, como que es demasiado lo que cobramos por las cuatro horas que trabajamos y los tres meses de vacaciones que gozamos, son los que más se oyen en los días de paro docente”, subrayó. No conforme a esto cree que “a veces las medidas que se toman son muy extremas y llevan a que el mismo docente desista de seguir en la lucha y vuelva al aula por temor a no poder afrontar a los descuentos de los días de paro”, explicó.

Históricamente, UnTER se ha definido como un gremio de izquierda, y ha sido conformado por sectores que respaldan esta postura, entre partidos de izquierda y grupos progresistas ligados a la oposición, claro que sin tener en cuenta la alineación con el oficialismo que el gobierno provincial cuenta en la actualidad, y que siempre ha sido una provincia Radical. Concordante con esto, esta corporación, mejor o peor siempre bregó y trabajó para mejorar realmente las situaciones de los docentes, inmersos en una realidad por de más desfavorable, y a cargo de una profesión desvalorizada y desestimada.

Así lo cree Ester, de las más antiguas que entrevisto el gen periodístico. Ella contó que a lo largo de sus 29 años de docencia estuvo afiliada a la UnTER, al principio “era época de dictadura, y de discusión respecto de nuestra condición de trabajadores”, y ya desde el secundario como centro de estudiantes “nos relacionamos y acompañamos las primeras movilizaciones docentes. Se conforma CETERA, y el ingreso a la en aquella época CGT. Fui militante activa gremial y también participé en agrupaciones políticas, trabajé activamente en la A.P.D.H. Es decir que a lo largo de los años he atravesado diversos momentos históricos que marcaron hitos en lo laboral y sindical. Y en mi memoria siempre está presente la demanda de mejores condiciones de trabajo, salario digno, etc”. Es importante recalcar que esta docente no adhiere a la medida que se está llevando a cabo.

Por otra parte, al respecto del gremio, quienes si adhieren al paro son muchos, y está claro que las mejoras en las condiciones de trabajo son necesarias y que el reclamo deberá encontrar una vía de resolución. Entonces, UnTER como mediador está recurriendo a muchos métodos para conseguirlo, ante profesionales divididos en la clásica dualidad de “duros y blandos”. De esta forma, entre quienes avalan la medida argumentan que “la relación entre docentes y gremio difiere por localidades, hay seccionales que interactúan con los docentes y viceversa, pero el trato es el mismo, se supone que el docente adherido al gremio tiene conciencia gremial, por ende se modifican los beneficios sociales hacia aquellos que no adhieren a las medidas”, declaró Margarita, docente primaria. Y ante las dudas de aquellos que no adhieren, respondió aseverando que “el gremio está dispuesto a generar y mantener los elementos necesarios para sostener un plan de lucha, incentivar la movilización y contener cuando es necesario, se mantiene una concepción democrática donde conviven distintas ideologías”.

En contraste con esto, actualmente en plena lucha salarial, la mayoría de los profesionales de la educación que efectivamente desempeñan cargos se ven obligados a respetar la medida de paros propuesta, ya que de lo contrario se verían perjudicados en muchos de los servicios que ofrece el gremio. Por ejemplo, jardines de infantes de UnTER que dejan de recibir a hijos de docentes que no paran, o terrenos para planes de vivienda que son negados a estos mismos. Un círculo vicioso con nulas expectativas de mejorías: docentes confundiéndose de objetivo, con una agrupación amplia que comete el error de no luchar en conjunto con toda una sociedad en contra de una autoridad sorda y muda, a quien no le interesa contar en su haber con docentes satisfechos, capaces de con su enseñanza modificar conciencias y abrir horizontes.

Pareciera que tanto gremialistas como gobernantes, han perdido de vista lo principal de este hecho y de sus profesiones: la educación como motor social de enseñanza y capacitación, como naturalizador de valores y necesidades sociales. Por lo tanto, la tangente se ha desviado exclusivamente hacia lo salarial. Claro que en los tiempos que nos toca vivir, lo económico deviene en principal interés, consiente o inconsciente, dada la escasez. Se podría afirmar entonces, que las necesidades económicas que se sufren pasan a ocupar el plano que solía ocupar la vocación docente, como una profesión de las más valiosas para todo pueblo que se haga llamar nación.

En relación al paro y sus consecuencias, una directora primaria de la región argumentó que “ya no sirve vaciar las aulas, sino que somos funcionales a este modelo, abrimos más la brecha: menos educación para quienes no pueden ir a una escuela privada, ya que los que pudieron se fueron”. Ademas confesó: “después de tantos años iguales, sabemos cómo termina, siempre tengo una esperanza que sea distinto, pero no me atrevo ya a arriesgar el sueldo con el que mantengo mi casa” enfatizó. También aclaró que “como Directivos estamos obligados a garantizar la libertad de huelga y la de trabajo, por consiguiente trabajamos igual y seguimos siendo los responsables ante la ley por lo que suceda dentro de la escuela (aunque estemos de paro)”.

Pero aunque las negociaciones con el CPE en la capital rionegrina de Viedma no lleguen a ningún acuerdo, algunos sectores del mismo consejo consideraron que los docentes enfrentan una “lucha justa”. Así lo expresó María, una supervisora local, quien alegó que en la provincia está “todo deteriorado, las escuelas sin arreglar al comienzo del año. En educación estamos entre los salarios más bajos de la República". Ademas de "un sistema de salud deteriorado, falta de médicos en los hospitales, una obra social que no responde a la demanda, etc. En cuanto a la economía no estamos ajenos a la crisis mundial y en especial tenemos desocupación, niños mal alimentados, familias desmembradas, adicciones, delincuencia etc”, subrayó.

Respecto de la metodología empleada en las rutas, es relativamente larga la lista de piquetes con finales extremadamente poco felices en estos tiempos, y no por ello la lucha que hayan planteado pierde legitimidad o validez. Pero sin entrar en la arcaica discusión de los fines que justifican o no a los medios, la lógica de la protesta es clara, perjudicando a terceros se masifica la protesta y se extiende a aquellos que no se verían afectados en condiciones normales. Sin ahondar en la ética profesional, se podría decir que ambas versiones (la del tercero perjudicado y la del protestante, también perjudicado) poseen cierto grado equilibrado de razón, y sus causas son igual de justificadas. Pero la diferencia entre estos es clara, a uno lo perjudican desde arriba (desde el CPE), y al otro desde los costados (desde gremios docentes, conciudadanos). No se intenta con esto rechazar el piquete como forma de lucha, sino más bien aclarar un poco las cosas. Que un funcionario o un empresario -que en nuestro país últimamente suena a sinónimo- perjudique en su gestión a miles de ciudadanos no representa nada intimo o novedoso; pero que, como ocurre en Rio Negro, un colega sindicalista pinte los autos de sus compañeros profesionales, estacionados en las escuelas mientras dan clases, por no adherir a su protesta o no asistir a sus piquetes parece un hecho de mayor gravedad para todos aquellos que no somos ni empresarios ni funcionarios.

Las vías institucionales han sido violadas por ambas partes, dada la intervención de Justicia al emitir el fallo que dispone la vuelta a clases, que los docentes vuelvan a las escuelas y que no se les descuenten los días de paro. Ni estos levantaron cortes y volvieron a las escuelas, ni el CPE llamo a paritarias al tiempo que lo exigía el fallo. En síntesis el plano general sería algo así: Un CPE desinteresado por las mejoras en educación, así como por las disposiciones judiciales que demandaban la resolución del conflicto; un gremio centrado únicamente en mejoras salariales y de cargo que coacciona a sus propios miembros; y unos docentes cada día mas pobres y en peores condiciones para ejercer su profesión, la cual indudablemente merece mucha más prioridad en la agenda tanto cultural como económica de la provincia y del país.

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