Por Milton Sanchez
El misterio sobre el cadáver del número dos de las FARC, Raúl Reyes, se ahondó el jueves luego de que la Fiscalía denunciara que un cuerpo presuntamente entregado a la familia no correspondía con el del dirigente guerrillero muerto en un bombardeo colombiano en Ecuador en marzo de 2008.
El fiscal general, Mario Iguarán, dijo que una investigación de su despacho concluyó que "las huellas que obran en el poder que dio la esposa de Raúl Reyes (para retirar el cadáver) no corresponden a las huellas que obran en el acta de entrega manual".
"En ese orden podemos estar diciendo que se entregó a persona distinta a la que había señalado la esposa. Eso lleva a que hubiésemos ordenado ya hace unos días una investigación de carácter penal y que estemos exigiendo unas explicaciones para que esto se aclare", añadió Iguarán a periodistas.
Rodolfo Ríos, abogado de la familia de Reyes, aseguró el jueves que ésta nunca recibió el cuerpo y denunció que el mismo fue retirado por un oficial de la Policía y un civil que se hicieron pasar por parientes del guerrillero.
"A pesar de que la Fiscalía autorizó la entrega, el Instituto de Medicina Legal se negó a hacerlo alegando que esperaba órdenes superiores", señaló Ríos a la AFP, denunciando un "complot" entre la Policía y la entidad forense.
"A pesar de que la Fiscalía autorizó la entrega, el Instituto de Medicina Legal se negó a hacerlo alegando que esperaba órdenes superiores", señaló Ríos a la AFP, denunciando un "complot" entre la Policía y la entidad forense.
"Se lo entregaron a un mayor de la Policía y un civil que suplantaron a la familia, lo cual configura un fraude procesal", agregó.
El director de la Policía, general Oscar Naranjo, sostuvo a finales de marzo que los restos del insurgente habían sido devueltos a sus allegados.
Reyes murió el 1 de marzo de 2008 junto con otras 24 personas -entre ellas cuatro mexicanos y un ecuatoriano-, en un bombardeo aéreo colombiano sobre el campamento que el jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) había establecido clandestinamente en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos.
Tras el ataque, tropas colombianas incursionaron en Ecuador y se llevaron el cadáver, que fue transportado a Bogotá para su identificación por peritos forenses.
La operación en que murió Reyes, de 59 años, desató una crisis diplomática que llevó a Ecuador a romper las relaciones diplomáticas con Colombia.
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