"No soy feminista, no soy machista, no soy nada. Pero estoy harta de nosotras las mujeres, que en vez de luchar contra el estereotipo femenino del momento, poblamos las repisas de nuestras hijas con ejércitos de muñecas Barbies", dice la autora de este artículo que responsabiliza por igual a ambos sexos por "un machismo que no cesa".
María Consuelo Cabral.
Luego de leer en distintos medios gráficos artículos referidos a la mujer y a su cuerpo, me pareció una buena idea expresar mi opinión y ver si existe alguien más que piense como yo o si, definitivamente, tengo que resignarme a creer que soy una oveja negra en este rebaño femenino.
Les pregunto a las mujeres: ¿Cuántas de ustedes tienen novios que no cumplen ni un sólo requisito para ingresar al mundo de los hombres “lindos” y sin embargo, una sonrisa del engendro, basta para que quieran comérselo?
La mayoría de nosotras convivimos a diario con hombres que no se asemejan para nada a los modelos de belleza establecidos, sino por el contrario: la mayoría son sapos, escuerzos, batracios de todo tipo, divinos sí, pero que nunca, jamás, van a convertirse en príncipes. Y está bien que así sea, porque nos hacen felices con todas sus imperfecciones. El tema somos nosotras, ranas que luchan segundo tras segundo por convertirse en princesas.
Les pregunto a las mujeres: ¿Cuántas de ustedes tienen novios que no cumplen ni un sólo requisito para ingresar al mundo de los hombres “lindos” y sin embargo, una sonrisa del engendro, basta para que quieran comérselo?
La mayoría de nosotras convivimos a diario con hombres que no se asemejan para nada a los modelos de belleza establecidos, sino por el contrario: la mayoría son sapos, escuerzos, batracios de todo tipo, divinos sí, pero que nunca, jamás, van a convertirse en príncipes. Y está bien que así sea, porque nos hacen felices con todas sus imperfecciones. El tema somos nosotras, ranas que luchan segundo tras segundo por convertirse en princesas.
¿Por qué ellos ni se plantean esta cuestión y nosotras sí? ¿Por qué además de todas las responsabilidades y tareas tenemos que sumar el hecho de “ser lindas”, o al menos disimular nuestras imperfecciones corporales, faciales, capilares?
No tengo una respuesta ensayada para estos interrogantes. Lo único que se me viene a la cabeza es que cada segundo, cada minuto y cada hora que pasa somos bombardeados por cientos de imágenes de mujeres que exhiben sus cuerpos como si fueran trofeos de carne conseguidos en base a causas nobles y a mucho pero mucho “esfuerzo personal”.
Les digo la verdad, no tengo ganas de ver mujeres en bolas todo el día. No tengo porque comerme las dos tetas gigantes de plástico que muestra Aracely González en la última GENTE. Ni tampoco quiero hacer zapping y que el culo de Jesica Cirio esté ocupando toda la pantalla de mi televisor. No quiero. Me resulta violenta la imposición del cuerpo femenino desnudo gratuitamente todo el tiempo. Esa naturalización, ese acostumbramiento de todos y todas a ver cualquier cosa en cualquier momento me está cansando. Verlo a Chiche Gelblung pesando las tetas de Natacha Jait sería enormemente divertido, sino fuera porque en ese mismo espacio televisivo donde se hace el pesaje de mamas, también se sienta un político a debatir el futuro del país. Así de simple, con esa liviandad vivimos.
No soy feminista, no soy machista, no soy nada. Pero estoy harta de nosotras las mujeres, que en vez de luchar contra el estereotipo femenino del momento, poblamos las repisas de nuestras hijas con ejércitos de muñecas Barbies. Hay que terminar con esta escalada estética femenina, hay que acabar con el “neomachismo” que exige, sin dar nada a cambio. Hoy, la mujer trabaja, estudia, se perfecciona, pero por otro lado, es tan pacata como antes, porque vive presa del dictamen social que le exige todo el tiempo que adelgace, que no coma nada de lo que le gusta porque engorda, que se ponga más tetas, que vaya al gimnasio a endurecer ese cuerpo fláccido, que se pinte el pelo con cosas químicas, que use zapatos sexies de esos que te amputan el dedo chiquito, que se ponga corrector, rímel y rubor, y que se arranque uno por uno los pelos de su cuerpo y si es necesario hasta sangrar. En definitiva, que se cague de odio, de hambre, de dolor, pero eso sí: que esté “buena”.
Todos estos comportamientos “de belleza” están tan enraizados en el imaginario colectivo, que son aceptados como una cosa más, como algo inofensivo. Sin embargo, la mayoría de personas con anorexia y bulimia, son mujeres. Es obvio que algo no está funcionando.
Si antes la mujer era relegada a las tareas del hogar, para posicionarse ahora en el mercado, es obligada a cumplir con cánones de belleza. Los hombres, en cambio, juegan un rol pasivo, donde sólo se limitan a evaluar la belleza femenina. Y acompañando este “neomachismo” brilla el Photoshop, programita básico lucir un trofeo de carne, que ha creado un ideal de belleza inalcanzable para cualquier mortal. Con sus mágicas herramientas hace desaparecer toda imperfección, y en lugar de ver a una persona, da la sensación de estar viendo un dibujo.
Si antes la mujer era relegada a las tareas del hogar, para posicionarse ahora en el mercado, es obligada a cumplir con cánones de belleza. Los hombres, en cambio, juegan un rol pasivo, donde sólo se limitan a evaluar la belleza femenina. Y acompañando este “neomachismo” brilla el Photoshop, programita básico lucir un trofeo de carne, que ha creado un ideal de belleza inalcanzable para cualquier mortal. Con sus mágicas herramientas hace desaparecer toda imperfección, y en lugar de ver a una persona, da la sensación de estar viendo un dibujo.
Miles de mujeres se esfuerzan todos los días por aparentar ser más jóvenes y lindas dejando de lado gustos, intereses, personalidad. La sociedad argentina está empapada de un machismo que no cesa y que es alentado por ambos sexos en igual medida.
7 comentarios:
Querida Maria Consuelo: Yo si soy feminista y dada tu bronca y malestar con estas cuestiones te invito a que conozcas un poco mas del feminismo, ya que no es lo opuesto al machismo asi a secas... sino que es un movimiento que proclama la equidad entre las personas... y no la superioridad de un genero sobre otro... Tu malestar es el malestar de muchas mujeres, sin embargo, no todas llenamos las repisas de barbies y no todas nos comemos lo que la tele nos da permiso.Hay muchas que vivimos de otra manera.
Un abrazo y felicitaciones por el gen... "ta gueno"...
Laura
bien !!!! maria consuelo , yo tambien estoy de no comerme una rica hamburguesa sin culpas, de las cremas que te estiran, de los super rayos dorados que te pueden salir de tu pelo y de los espectaculares corpiños llenos de alambritos (que siempre se les escapa una puntita y te hacen bosta), pero tambien estoy podrida no solo de las lolas y culos de nuestra tele, sino tambien de las super series de sony....
despues de todo son mas llamativos los patitos que las barbies , que vienen en tandas...
besos y mucha suerte con la revis
graciela
Estimada Maria Consuelo en lo personal me resulta un poco difícil poder discernir hasta que punto nuestra pequeña y conservadora sociedad esta teñida de un tinte machista, me surge la inquietud de preguntarme una y otra vez : en que medida estas practicas y discursos autoritarios en lo masculino no son legitimadas (en alguna medida no del todo consciente) por las mismas mujeres?. El resultado es siempre en desmedro de la mujer…la exposición del cuerpo como objeto a la venta (tan visto por nuestros días en estos personajes que Bailan para Soñar o algo así) es la mejor de las consecuencias te diría….hay otros resultados, sobradamente más peligrosos tal como: violencia verbal, maltratos físicos y psíquicos, abusos sexuales, entre otros.
Creo que es muy importante comenzar a replantearnos ¿como surge este comportamiento machista? En que medida las mujeres desde tiempos inmemorables y con sus practicas cotidianas, han contribuido a forjar esta conducta, que van mas allá de un rol masculino o posicionarse en un rol social.
Podemos notar que desde la cotidianeidad de los hogares, se marcan diferencias en la educación y crianza de los hijos; mientras que el varón (macho, especie dominante) goza de una total dependencia de la mujer en los aspectos domésticos pero con mayores libertades en ámbitos públicos e incluso en el terreno de lo sexual. Mientras que a la hija mujer (hembra, especie dominada) se la cría y educa con restricciones e incluso se le niegan ciertas libertades permitidas a los varones; se le acredita la responsabilidad bio-natural de su cuerpo (mujer-madre) pero se reprime el disfrute y goce de su sexualidad plena.
Felicitaciones por la revista, debatir siempre es bueno,
Marcela POzzi Vieyra
hermosa la nota, y muy lindos comentarios, ojalá más mujeres pensaran como ustedes. Juan
Está bueno empezar a pensr críticamente acerca de las opresiones cotidiadas que vivimos las mujeres en esta sociedad. gracias por el aporte. Igualmente estaría bueno también empezar a pensar acerca de lo que significa ser feminista. Está mal visto, en general, como si fuera mala palabraser feminista. creo que que somos muchas las mujeres que lo único que queremos (como si fuera poco) que haya igualdad entre varones y mujeres, y dejar de sostener las opresioes que vivimos día a día solo por el hecho de ser mujeres y tener que sostener el imaginario Femenino... y eso es ser feminista, buscar equidad...
un abrazo, megustaría seguir, será en otra oportunidad.
No sos feminista, no sos machista, ¿no sos nada?. ¿Cómo alguien puede definirse como nada?. Tu comentario tiene errores conceptuales graves. Primero confundis feminismo con mujerismo poniéndolo al mismo nivel que el machismo, cuando el feminismo es una teoría, construída historicamente por mujeres que han dado su vida como Olimpia De Gouges por ejemplo, por nombrar solo una entre muchas. El feminismo no es intuitivo, es formativo, se estudia, esa es la diferencia con el machismo. Creo que no hace falta la aclaración, yo sí soy feminista, y en tu comentario estas desconociendo toda una lucha (pasada y presente) de las feministas contra estas cosas. Y lo más grave, lo terrible, culpas a las mujeres, culpas a las víctimas, te culpas a vos!!! (¿será la mala conciencia cristiana y su culpa que aflora?)Lo que decís se asemeja a responsabilizar a los esclavos por su condición de esclavos. El problema es más complejo y más estructural.
Te recomiendo algunas lecturas que te pueden ayudar: Joan Scott, Mary Nash, Audre Lorde.
Y a la revista, cuidado cuando ponene a alguien a escribir en un apartado llamado género, más si se llaman a sí mismos periodismo de investigación. ¿Qué están entendiendo por género? ¿Qué idea tienen? No es algo tan ligero, sobre lo cual cualquiera puede decir y opinar cualquier cosa. Si van a seguir dentro de la sección género con notas de este tenor, yo les recomiendo que le cambien el nombre. El género, escribir sobre género, pensar en términos de género es otra cosa.
María Cambrils.
María Cambrils, creo que te estás desviando del sentido de la nota. me parece excelente, y creo que dice algo muy cierto. Como siempre, nos valemos de pequeñas cosas para desvirtuar las grandes. Cristina Demaussion
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