Por Melisa Busaniche (Corresponsal en Santa Fe)
Fórmulas repetidas, frases hechas, fenómenos con los que se conviven y naturalizan en la sociedad santafesina.
Se abre el telón, cientos de actores en escena, docentes, alumnos, padres que interactúan, dirigidos por el hilo conductor de una sociedad violenta.
Es casi imposible no reconocer que la violencia escolar, adquirió con el paso del tiempo, un lugar protagónico en los principales medios de comunicación nacional y por supuesto también provincial, el tema se instaló en la agenda mediática y poco a poco se va acrecentando.
Es necesario resaltar que hay muchos tipos de violencia, no solo es violento el acto de pegar a una persona, existe también un fuerte incremento en la violencia gestual, verbal, que se da de docentes a alumnos y de alumnos a docentes.
Es claro que las instituciones educativas enfrentan múltiples demandas y hasta suplen al Estado en muchas de sus obligaciones. Pero la cuestión de la violencia, adquirió el carácter de lo cotidiano, y muchas veces la desborda.
Facundo Blestcher, psicólogo y profesor en las universidades de Buenos Aires, La Plata, Católica de Santa Fe y de la Universidad Nacional del Litoral (en el área de Extensión), sostiene que la “violencia escolar” se denomina así por el lugar en donde acontece, aún cuando no es distinta de la que se produce en el seno de la sociedad. Expresa el psicólogo que “Reducir la problemática a una cuestión meramente disciplinaria termina generando acciones de control o represivas sobre los alumnos que, lejos de resolverla, precipitan un agravamiento de las situaciones”.
Violencia escolar, algo más que un sustantivo adjetivado
Una pregunta interesante para repensar es ¿por qué hablamos de violencia escolar?
Rápidamente se dibuja como respuesta su nacimiento dentro de la institución escuela. A pesar de todo, y esto es muy conmovedor, los niños y también los jóvenes siguen yendo a la escuela, porque es el lugar donde experimentan el reconocimiento de sí mismos como sujetos, donde pueden ser pensados, escuchados, frente al nivel de desamparo que muchas veces se vive socialmente. Por eso, que la violencia acontezca en la escuela marca el nivel de gravedad de la problemática social, que se agudizó en la sociedad santafesina.
En Santa Fe se suele tratar a la violencia escolar como un sustantivo adjetivado, como la versión escolar de un fenómeno ya conocido y cada vez más extendido: la violencia social. Pero lo que se denomina violencia escolar, como por ejemplo, que un alumno le tire una silla a una maestra por haber sido reprobado en un examen, merece algo más que ser tratado como la expresión de un fenómeno ya conocido por todos.
No es nada nuevo encontrar en los titulares de los medios santafesinos, que la gente de vez en cuando se mate a cuchilladas, pero eso no rima con la combinatoria alumno-docente-escuela. Resulta insuficiente explicar lo que está pasando en las escuelas como mera violencia sin objeto, que se topa en su recorrido con un compañero de curso o un docente. La diferencia entre violencia callejera, violencia escolar o violencia doméstica, no pasa simplemente por la ubicación espacial de los hechos en cuestión en esta historia.
Una historia con principio y sin final
Actualmente en las escuelas santafesinas se observan acciones que arrojan datos para pensar y repensar: los espacios se modificaron, los jóvenes cambiaron y algunos asisten a la escuela con armas (según lo que expresado por los mismos alumnos), otros comentan que golpean a sus docentes y también suele ser moneda corriente ver disputas por la belleza o el protagonismo de la misma escuela.
Santa Fe no vive una realidad al margen, aunque este tema no tiene porcentajes específicos, salta a la vista de cualquier observador la realidad poco ajena a todos los ciudadanos.
Lo que preocupa y mucho en las secundarias es el desánimo, la apatía de los jóvenes, además de la agresión que manifiestan.
Los episodios que ellos mismos protagonizan, que producen formas transgresoras, destructivas, son el efecto de haber perdido la posibilidad de pensar un futuro deseable para sí mismos.
Observamos a los jóvenes profundamente anómicos, alcoholizados, apáticos, y es que les han quitado la posibilidad de pensar para sí mismos una vida deseable. Y esto es lo que después aparece bajo ciertas conductas, que lo que buscan es una satisfacción inmediata, una resolución de los conflictos por la vía más corta, que no es la palabra sino el acto. Justamente porque no hay nada que amortigüe el impacto traumático que tiene no poder pensar para si un futuro mejor.
Y esto es lo que los adolescentes nos devuelven de un modo excesivamente crudo, cuando nos dicen “estudiar ¿para qué?”, “trabajar ¿para qué?”, si eso no garantiza ninguna posibilidad de realización, ni tampoco inclusión en la lógica del mercado. Esto es lo que está en el origen de muchas formas de violencia, que observamos en los adolescentes, ya sean de las más manifiestas y ruidosas hasta las que aparecen más larvadas, con esa forma de melancolía, abulia, desentendimiento, que muchas veces es una forma defensiva de anestesiarse psíquicamente al impacto traumático que produce una realidad que los sobrepasa. Por eso también el uso de las drogas y el alcohol, para lograr un estímulo placentero, aunque sea fugaz.
Escenarios de violencia
Nuestra intención en este informe, es apreciar las relaciones humanas y detenernos en los vínculos más ásperos y violentos.
El escenario gira y nos encontramos ante un colegio común de la ciudad de Santa Fe. En los recreos, en medio de charlas, carcajadas, manotazos entre compañeros y “la pifia” entre los varones, el bollo de papel que de pronto se transforma en proyectil; él que la deja caer pierde y todos “le dan” como dicen los chicos; pero no precisamente un abrazo de amigos, por lo general termina en un batalla entre grupos contrarios. En clase se ve a pocos alumnos interesados en los estudios y un grupo numeroso apático, obligados a estudiar cosas que creen inservibles. Molestan y amenazan a sus compañeros y también a los docentes. Ante esta situación los profesores, desbordados, se sienten injustamente exigidos a adaptarse a un mundo para el que fueron formados.
Algunas voces escolares autorizadas, piensan que la única manera de controlar las cosas es responder con autoridad. Directivos afirman que “el problema es que los padres no están en todo el día. Estos chicos se crían con la televisión y nosotros sufrimos en muchos casos, no en todos, las consecuencias”.
En la siguiente escena, un gran televisor nos muestra cientos de noticieros que alertan sobre la violencia, saturándonos con imágenes de guerras, asaltos, peleas. Vemos películas donde los héroes son rudos y agresivos; dibujos animados repletos de golpes e insultos; políticos que se pelean por el poder, publicidades y campañas millonarias, manifestaciones de trabajadores, de estudiantes, de jubilados pidiendo respuestas.
Ahora vemos una empresa familiar. Transmitida de un abuelo inmigrante a un padre profesional y de éste, a su vez, a un hijo muy adaptado a las nuevas pautas empresariales. En ella conviven las tradiciones y los valores del fundador con la mirada joven e inquieta del “cómo se deben hacer las cosas hoy”. A pesar de los constantes cambios e intenciones de modernización, de la persistencia de robustos valores en su historia, la empresa presenta graves dificultades para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo. Reduce personal, realiza constantes ajustes, hay horas extra que no se pueden pagar, se producen despidos. Vemos estrés, ansiedad y temor en los empleados y en los dueños.
Por último, el escenario gira nuevamente, se descubre ante la vista una calle como cualquier otra. Se ven autos y transeúntes. La ciudad santafesina comienza despertarse, gente que limpia la vereda, chicos jugando en la calle, jóvenes que se encaminan a la escuela, bocinazos, taxistas que discuten con colectiveros. A plena luz del día se presencian asaltos en cualquier comercio e inclusive hasta en el banco. En la plaza, policías y patotas mirándose de reojo y con desconfianza, murmurando insultos y amenazas, y de vez en cuando enfrentándose a golpes.
Nos involucramos en cada escena, con sus personajes, en su trama y llegamos a olvidarnos que todas pertenecen a la misma obra. Las situaciones recreadas de un escenario se trenzan con las de otro y forman nudos.
Los episodios de violencia se intensifican, se desbordan y contaminan otros escenarios: la violencia del trabajo se traduce en irritabilidad en el hogar, los mensajes de los medios bombardean, según el Profesor José Robert, los valores que se intentan construir en la escuela. Según lo expresado, la violencia muestra su verdadera naturaleza: la de ser un fenómeno social y complejo.
Para descifrar el mensaje de la violencia necesitamos ver todas estas escenas desde una mirada integral, entender las vinculaciones entre unas y otras, y auto-observarnos como parte integrante de la obra. Nos encontramos ante síntomas claros y más que evidentes del tejido social que todos construimos.
Nunca se da una sola forma de violencia aislada en la escuela, siempre viene enredada con otras. La violencia se expresa de muchas maneras, y la mayoría de las veces aquella que vemos es reflejo de otras que no se ven. Tendemos comúnmente a ver la violencia sólo en golpes y se desestiman otras manifestaciones que pueden ser igual de nocivas.
¿Por qué se desencadena la violencia en los distintos escenarios? ¿Qué tan cercanos estamos cada uno de nosotros a ésta? ¿Tenemos algún tipo de responsabilidad ante estos hechos? Cada manifestación de violencia oculta múltiples factores que la promueven.
Son muchas las preguntas y pocas veces llegamos a una respuesta satisfactoria, la intención es cuestionarnos sobre lo que están hablando estos síntomas, qué tienen en común y que cambios nos están pidiendo a gritos.
Se abre el telón, cientos de actores en escena, docentes, alumnos, padres que interactúan, dirigidos por el hilo conductor de una sociedad violenta.
Es casi imposible no reconocer que la violencia escolar, adquirió con el paso del tiempo, un lugar protagónico en los principales medios de comunicación nacional y por supuesto también provincial, el tema se instaló en la agenda mediática y poco a poco se va acrecentando.
Es necesario resaltar que hay muchos tipos de violencia, no solo es violento el acto de pegar a una persona, existe también un fuerte incremento en la violencia gestual, verbal, que se da de docentes a alumnos y de alumnos a docentes.
Es claro que las instituciones educativas enfrentan múltiples demandas y hasta suplen al Estado en muchas de sus obligaciones. Pero la cuestión de la violencia, adquirió el carácter de lo cotidiano, y muchas veces la desborda.
Facundo Blestcher, psicólogo y profesor en las universidades de Buenos Aires, La Plata, Católica de Santa Fe y de la Universidad Nacional del Litoral (en el área de Extensión), sostiene que la “violencia escolar” se denomina así por el lugar en donde acontece, aún cuando no es distinta de la que se produce en el seno de la sociedad. Expresa el psicólogo que “Reducir la problemática a una cuestión meramente disciplinaria termina generando acciones de control o represivas sobre los alumnos que, lejos de resolverla, precipitan un agravamiento de las situaciones”.
Violencia escolar, algo más que un sustantivo adjetivado
Una pregunta interesante para repensar es ¿por qué hablamos de violencia escolar?
Rápidamente se dibuja como respuesta su nacimiento dentro de la institución escuela. A pesar de todo, y esto es muy conmovedor, los niños y también los jóvenes siguen yendo a la escuela, porque es el lugar donde experimentan el reconocimiento de sí mismos como sujetos, donde pueden ser pensados, escuchados, frente al nivel de desamparo que muchas veces se vive socialmente. Por eso, que la violencia acontezca en la escuela marca el nivel de gravedad de la problemática social, que se agudizó en la sociedad santafesina.
En Santa Fe se suele tratar a la violencia escolar como un sustantivo adjetivado, como la versión escolar de un fenómeno ya conocido y cada vez más extendido: la violencia social. Pero lo que se denomina violencia escolar, como por ejemplo, que un alumno le tire una silla a una maestra por haber sido reprobado en un examen, merece algo más que ser tratado como la expresión de un fenómeno ya conocido por todos.
No es nada nuevo encontrar en los titulares de los medios santafesinos, que la gente de vez en cuando se mate a cuchilladas, pero eso no rima con la combinatoria alumno-docente-escuela. Resulta insuficiente explicar lo que está pasando en las escuelas como mera violencia sin objeto, que se topa en su recorrido con un compañero de curso o un docente. La diferencia entre violencia callejera, violencia escolar o violencia doméstica, no pasa simplemente por la ubicación espacial de los hechos en cuestión en esta historia.
Una historia con principio y sin final
Actualmente en las escuelas santafesinas se observan acciones que arrojan datos para pensar y repensar: los espacios se modificaron, los jóvenes cambiaron y algunos asisten a la escuela con armas (según lo que expresado por los mismos alumnos), otros comentan que golpean a sus docentes y también suele ser moneda corriente ver disputas por la belleza o el protagonismo de la misma escuela.
Santa Fe no vive una realidad al margen, aunque este tema no tiene porcentajes específicos, salta a la vista de cualquier observador la realidad poco ajena a todos los ciudadanos.
Lo que preocupa y mucho en las secundarias es el desánimo, la apatía de los jóvenes, además de la agresión que manifiestan.
Los episodios que ellos mismos protagonizan, que producen formas transgresoras, destructivas, son el efecto de haber perdido la posibilidad de pensar un futuro deseable para sí mismos.
Observamos a los jóvenes profundamente anómicos, alcoholizados, apáticos, y es que les han quitado la posibilidad de pensar para sí mismos una vida deseable. Y esto es lo que después aparece bajo ciertas conductas, que lo que buscan es una satisfacción inmediata, una resolución de los conflictos por la vía más corta, que no es la palabra sino el acto. Justamente porque no hay nada que amortigüe el impacto traumático que tiene no poder pensar para si un futuro mejor.
Y esto es lo que los adolescentes nos devuelven de un modo excesivamente crudo, cuando nos dicen “estudiar ¿para qué?”, “trabajar ¿para qué?”, si eso no garantiza ninguna posibilidad de realización, ni tampoco inclusión en la lógica del mercado. Esto es lo que está en el origen de muchas formas de violencia, que observamos en los adolescentes, ya sean de las más manifiestas y ruidosas hasta las que aparecen más larvadas, con esa forma de melancolía, abulia, desentendimiento, que muchas veces es una forma defensiva de anestesiarse psíquicamente al impacto traumático que produce una realidad que los sobrepasa. Por eso también el uso de las drogas y el alcohol, para lograr un estímulo placentero, aunque sea fugaz.
Escenarios de violencia
Nuestra intención en este informe, es apreciar las relaciones humanas y detenernos en los vínculos más ásperos y violentos.
El escenario gira y nos encontramos ante un colegio común de la ciudad de Santa Fe. En los recreos, en medio de charlas, carcajadas, manotazos entre compañeros y “la pifia” entre los varones, el bollo de papel que de pronto se transforma en proyectil; él que la deja caer pierde y todos “le dan” como dicen los chicos; pero no precisamente un abrazo de amigos, por lo general termina en un batalla entre grupos contrarios. En clase se ve a pocos alumnos interesados en los estudios y un grupo numeroso apático, obligados a estudiar cosas que creen inservibles. Molestan y amenazan a sus compañeros y también a los docentes. Ante esta situación los profesores, desbordados, se sienten injustamente exigidos a adaptarse a un mundo para el que fueron formados.
Algunas voces escolares autorizadas, piensan que la única manera de controlar las cosas es responder con autoridad. Directivos afirman que “el problema es que los padres no están en todo el día. Estos chicos se crían con la televisión y nosotros sufrimos en muchos casos, no en todos, las consecuencias”.
En la siguiente escena, un gran televisor nos muestra cientos de noticieros que alertan sobre la violencia, saturándonos con imágenes de guerras, asaltos, peleas. Vemos películas donde los héroes son rudos y agresivos; dibujos animados repletos de golpes e insultos; políticos que se pelean por el poder, publicidades y campañas millonarias, manifestaciones de trabajadores, de estudiantes, de jubilados pidiendo respuestas.
Ahora vemos una empresa familiar. Transmitida de un abuelo inmigrante a un padre profesional y de éste, a su vez, a un hijo muy adaptado a las nuevas pautas empresariales. En ella conviven las tradiciones y los valores del fundador con la mirada joven e inquieta del “cómo se deben hacer las cosas hoy”. A pesar de los constantes cambios e intenciones de modernización, de la persistencia de robustos valores en su historia, la empresa presenta graves dificultades para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo. Reduce personal, realiza constantes ajustes, hay horas extra que no se pueden pagar, se producen despidos. Vemos estrés, ansiedad y temor en los empleados y en los dueños.
Por último, el escenario gira nuevamente, se descubre ante la vista una calle como cualquier otra. Se ven autos y transeúntes. La ciudad santafesina comienza despertarse, gente que limpia la vereda, chicos jugando en la calle, jóvenes que se encaminan a la escuela, bocinazos, taxistas que discuten con colectiveros. A plena luz del día se presencian asaltos en cualquier comercio e inclusive hasta en el banco. En la plaza, policías y patotas mirándose de reojo y con desconfianza, murmurando insultos y amenazas, y de vez en cuando enfrentándose a golpes.
Nos involucramos en cada escena, con sus personajes, en su trama y llegamos a olvidarnos que todas pertenecen a la misma obra. Las situaciones recreadas de un escenario se trenzan con las de otro y forman nudos.
Los episodios de violencia se intensifican, se desbordan y contaminan otros escenarios: la violencia del trabajo se traduce en irritabilidad en el hogar, los mensajes de los medios bombardean, según el Profesor José Robert, los valores que se intentan construir en la escuela. Según lo expresado, la violencia muestra su verdadera naturaleza: la de ser un fenómeno social y complejo.
Para descifrar el mensaje de la violencia necesitamos ver todas estas escenas desde una mirada integral, entender las vinculaciones entre unas y otras, y auto-observarnos como parte integrante de la obra. Nos encontramos ante síntomas claros y más que evidentes del tejido social que todos construimos.
Nunca se da una sola forma de violencia aislada en la escuela, siempre viene enredada con otras. La violencia se expresa de muchas maneras, y la mayoría de las veces aquella que vemos es reflejo de otras que no se ven. Tendemos comúnmente a ver la violencia sólo en golpes y se desestiman otras manifestaciones que pueden ser igual de nocivas.
¿Por qué se desencadena la violencia en los distintos escenarios? ¿Qué tan cercanos estamos cada uno de nosotros a ésta? ¿Tenemos algún tipo de responsabilidad ante estos hechos? Cada manifestación de violencia oculta múltiples factores que la promueven.
Son muchas las preguntas y pocas veces llegamos a una respuesta satisfactoria, la intención es cuestionarnos sobre lo que están hablando estos síntomas, qué tienen en común y que cambios nos están pidiendo a gritos.
3 comentarios:
El tema da para largo, pero lo primordial reside en que los maestros y profesores NO SABEN hacerse respetar, y responsabilizan a "los padres".
El adagio "Si debes enseñar algo; primero enseña a obedecer, y luego aprenderá lo que tu quieras" es desconocido por los educadores.
Mi primera maestra Cora Lasalle (y quienes la siguieron), NUNCA reclamaron por beneficios personales, pero les alcanzaba la amenaza de un coscorrón, para que en el aula no volara una mosca.
Para quienes se enojen, les aclaro: Dicté cátedras, y estas premisas me permitieron triunfar donde otros tenían SOLO quejas.
Y no me echaron. Deserté por vergüenza y falta de colegas que siguieran los preceptos.
PARECE QUE PARA SER EJEMPLO DE NUESTROS PIBES HAY QUE:
PEGARSE UN TIRO EN EL MEDIO DEL CORAZÓN COMO FAVALORO, EJEMPLO QUE REPRESENTA A TODO EL PERSONAL DE LA SALUD.
O DEJARSE MATAR EN UNA MANIFESTACIÓN DEMOCRÁTICA COMO EL MAESTRO CARLOS FUENTEALBA, EJEMPLO DE ENTREGA Y SACRIFICIO REPRESENTANTE DE LOS DOCENTES ARGENTINOS, ¿QUE NOS PASA COMPAÑEROS?, QUE RÁPIDO NOS OLVIDAMOS DE ESOS 'HEROES MEDIATIZADOS' COMO PROCERES,
QUE AL MORIR POR RECLAMAR SUS DERECHOS,
LOS INTELECTUALES POLITICAMENTE CORRECTOS ,QUIEREN CONVENCERNOS QUE NO HAN HECHO MÁS QUE ¡CUMPLIR CON SU DEBER, DENOSTANDO LA DIGNIDAD Y EL VALOR PATRIOTICO.!
QUE ¡ILUSOS! POBRE DE SUS MENTES ATROFIADAS, ESTÁN EQUIVOCADOS.
PORQUE HAY MUCHOS COMPAÑEROS/AS, QUE QUEREMOS DARLES EL EJEMPLO A NUESTROS NIÑOS/AS, QUE SI DIMOS LA PALABRA DE QUE ,NUNCA MÁS IBAMOS A PERMITIR ,COMO CIUDADANOS ARGENTINOS Y EN EJERCICIO PLENO DE NUESTROS DERECHOS Y OBLIGACIONES , QUE LA TIZA VUELVA A ESCRIBIR CON SANGRE UN NOMBRE COMO EL DE FUENTEALBA,
Y QUE UN CORAZÓN COMO EL DE FAVALORO FUERA DESTROZADO EN MIL PEDAZOS,¡CUMPLIREMOS CON ESA PALABRA!.
AHORA PARECE QUE :
MOSTRARNOS COMO ANIMALES SALVAJES QUE NO RAZONAN , QUE SON VIOLENTOS Y QUE NO LE DAN VALOR AL RESPETO, A LA PALABRA SINO A LAS AGRESIONES DESMESURADAS, ES LA NUEVA ESTRATEGIA QUE UTILIZA EL NEOLIBERALISMO PARA JUSTIFICAR SU DESEQUILIBRIO ECONÓMICO MUNDIAL,
FOMENTADO POR SU PROPIO SISTEMA.
Y SI, SIGUEN SIN ENTENDER NADA, SE OLVIDAN QUE ESTOS RECLAMOS EMPEZARON DESDE MAYO, QUE LOS COLEGIOS NO TENIAN GAS, QUE SUS BAÑOS SON INTRANSITABLES, QUE SUS TECHOS SE DESPLOMAN, QUE EN LOS HOSPITALES PÚBLICOS YA NO HAY NI GASAS, NI SÁBANAS LIMPIAS, NI JERINGAS NI NADA.
AHORA LA CULPA ES DE LA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL, EN MAYO ERA POR EL CAMPO.
A LA HORA DE HACER CÁLCULOS DE LOS 180 DÍAS DE CLASES QUE OBVIAMENTE NO SE ESTÁN CUMPLIENDO, ¿DESCONTARON LOS DÍAS QUE LOS PIBES NO PODÍAN CONCURRIR ?
POR FALTA DE GAS, AGUA, VIDRIOS, BAÑOS HABILITADOS, INSTALACIÓN ELECTRICA ADECUADA Y SEGURA, AHHHHHH ME OLVIDABA, CLARO POR ESO ELLOS SE OLVIDAN ,Y LOS PEDAZOS DE CIELORRASOS QUE SE DESPLOMABAN DE LOS VIEJOS EDIFICIOS, QUE NO HAN CAUSADO UNA MUERTE, POR OBRA DE QUE 'DIOS ES ARGENTINO', POR SUPUESTO.
PERO LA ESTRATEGIA ES MOSTRAR MÁS VIOLENCIA, CUANDO SABEMOS QUE NUESTROS PIBES Y ADOLESCENTES SE MATAN ENTRE SI, O SE PEGAN HASTA DESFIGURARSE .
ESE NO ES EL EJEMPLO QUE QUEREMOS DAR POR ELLO, TAMPOCO PERMITIREMOS QUE SE LIMPIEN LAS MANCHAS QUE DEJAN LAS HERIDAS DE LOS MAESTROS GOLPEADOS POR LA DESIDIA DE SIEMPRE,CON SUS GUARDAPOLVOS BLANCOS .
QUEREMOS QUE ESOS GUARDAPOLVOS SE VEAN AGITADOS EN LOS BRAZOS DE LOS COMPAÑEROS, FLAMEANDO COMO SIMBOLO DE PAZ Y NO DE RESIGNACIÓN.
ESE EJEMPLO ES EL QUE QUEREMOS, PARA NUESTROS PIBES.
QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE, ¿CUAL ES EL DAÑO MORTAL, DE UNA CARPA BLANCA, DE CIENTOS DE MAESTROS SENTADOS EN LA ACERA, FRENTE A LAS PUERTAS DEL PODER, ESPERANDO QUE AL ABRIRSE SALGAN DE ALLI LAS RESPUESTAS ADECUADAS PARA DAR SOLUCIÓN A :
LAS CONDICIONES PAUPERRIMAS EDILICIAS DE LOS COLEGIOS Y HOSPITALES PÚBLICOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, Y LAS ESCUELAS DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS TIENEN, SOBRETODO AQUELLAS QUE ESTAN EN LAS FRONTERAS, LOS MANDATARIOS QUE DICEN REPRESENTAR LOS INTERESE DE TODOS, TENDRIAN QUE HACERSE ALGUNA EXCURSIÓN POR ESOS LUGARES, BELLISIMOS POR SUS PAISAJES Y MARAVILLOSOS POR LA CALIDAD HUMANA QUE EN ELLOS SE ENCUENTRA,
PERO CAVERNICOLA POR SU ESTADO HABITACIONAL,DE SALUD Y EDUCACIÓN LA FALTA DE ACCESO A LOS SISTEMAS DE SALUD EDUCACIÓN Y RECREACIÓN SIN CONTAR UNA ADECUADA ALIMENTACIÓN ¿ESO NO ES VIOLENCIA?....
BAJOS SALARIOS, QUE OBLIGAN A TRABAJAR CONTRA RELOJ A LOS MAESTROS Y PERSONAL DE LA SALUD,OCUPANDO VARIOS PUESTOS DE TRABAJO, PARA PODER SUBSISTIR, AÚN SABIENDO QUE DE ESTE MODO LE QUITAN LA OPORTUNIDAD DE INGRESAR AL MERCADO LABORAL A LOS MÁS JOVENES, ELLOS ESTÁN CANSADOS.
LOS HOSPITALES PÚBLICOS ABARROTADOS Y SATURADOS DE PACIENTES QUE POR FALTA DE INSUMOS DEBEN POSTERGAR LAS OPERACIONES, Y ESO LOGRA HACINAR LOS ENFERMOS COMO CAMPAMENTOS DE SUPERVIVENCIA, LA FALTA DE PERSONAL ADMINISTRATIVO, ENFERMEROS, Y AUXILIARES Y TECNICOS DE LA SALUD, QUE HACE COLAPSAR LAS SALAS DE GUARDIA, DONDE PODEMOS ENCONTRAR DESDE PERSONAS CON PRESIÓN ALTA HASTA BALEADOS O APUÑALADOS, EN LOS PASILLOS DE LA GUARDIA.
PERDÓN ME OLVIDABA, NI QUE HABLAR DE LAS POSTAS SANITARIAS EN LAS PCIAS DEL NORTE DONDE LLEGAR ,ES REALIZAR UN ZAFARI PERO EN MULA O CAMINANDO BAJO FRIOS INSOPORTABLES Y CALORES QUE LLEGAN A DESHIDRATARLOS ¿ESO NO ES VIOLENCIA? LOS QUE TIENEN QUE VIAJAR A CAPITAL PARA REALIZARSE ALGUNA INTERVENCIÓN QUIRURGICA Y NO POSEEN LOS MEDIOS Y NADIE LOS ESCUCHA..¿ESO NO ES VIOLENCIA?
PERO .....TIENE RAZÓN NUESTRO REPRESENTANTE COMUNAL,de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Y LOS GOBERNADORES PROVINCIALES , LE HECHAN LA CULPA A LA INSUFICIENTE COOPARTICIPACIÓN PRESUPUESTARIA, QUE SE LES DA A CADA PROVINCIA.
¿PARA QUE LOS ELEGIMOS SINO ES PARA QUE DEFIENDAN NUESTROS DERECHOS BÁSICOS, PARA QUE PUEDAN LOGRAR CONSENSUAR CON DIFERENTES ACTORES POLITICOS Y COMUNIDAD EN GENERAL, LAS MEJORES POLITICAS PÚBLICAS, PARA CADA PROVINCIA, SI NO SE SIENTEN CAPACITADOS PARA EL DEBATE DEMOCRÁTICO Y FUNDAMENTADOS EN LOS HECHOS Y NO EN NÚMEROS MERAMENTE ESTADÍSTICOS, PARA QUE SE POSTULAN?
¡ESE ES EL EJEMPLO QUE LES DAN A NUESTROS PIBES CON SU APARENTE GESTIÓN TRANSPARENTE,EFICIENTE Y EFICAZ, CUIDANDO LOS RECURSOS, AHORRANDO PARA EL MAÑANA, QUE A ESTE PASO ¿QUIÉN LO VERA? ¿QUE ESCALA DE VALORES LE ENSEÑAMOS A NUESTROS CHICOS, QUE CULTURA DE TRABAJO, QUE AQCTITUDES SOLIDARIAS Y NACIONALISTAS PROPONEMOS, QUE PAZ ES LA QUE DEMOSTRAMOS, QUE ESTRAGTEGIAS PROPONEMOS PARA RESOLVER COSAS TAN SIMPLES COMO LAS QUE OBSTACULIZAN EL DESARROLLO DE LA VIDA COTIDIANA DE CADA LUGAR,?
SEGUIRÍA PERO NO QUIERO CANSARLOS.
SUGIERO QUE ESCUCHEN MÁS AL PUEBLO EN EL SILENCIO, Y BRILLO DE SUS OJOS, ESTÁN LAS RESPUESTAS , QUE LOS OMNIPOTENTES DE SIEMPRE SE REUSAN A PREGUNTAR.
COMPAÑEROS LOS DESCAMISADOS DE SIEMPRE, SIGUEN SIENDO AQUELLOS QUE POR SU PUEBLO,ENTREGAN HASTA SUS ROPAS.
CREO QUE EL GRAN PROBLEMA ES QUE ESOS MAESTROS Y MÉDICOS QUE HOY ESTAN EN LAS CALLES,DE TODO EL PAIS, SON LOS QUE NOS ENSEÑARON QUE LA REVOLUCIÓN MÁS EXITOSA ES LA QUE DA EL PODER DE PENSAR......Y LA CONSOLIDA EL PODER DE DECIR.
LIC .ANDREA FABIANA NOCHETTI.
Luis Quijote, menos mal que desertaste y por vergüenza!!!
El día que deserten los que enseñan la obediencia y queden los que fomentan la crítica, quizas las cosas cambien un poquito, y los análisis dejen de ser tan aventurados y sencillitos. Casi como un versito con blanco guardapolvito (seguro que a vos esas cosas te emocionan :p).
Che Gen periodistico, no seas malo... invitala a Nochetti que tiene unas ganas barbaras de escribir una nota!!!
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