21 sept 2008

“Golpe por golpe”


Entrevista al pintor Carlos Alonso*

publicación en LOS NADIES, suplemento de Letras para el café. Por Stefanía Lamas Leiva: stefania.lamas@gmail.com


Existen muchos registros que reflejan lo ocurrido en la dictadura militar de 1976: películas, escritos, y hasta temas musicales; pero pocas veces se tiene presente el arte como otro aporte para ampliar la información y la visión sobre este acontecimiento. Tampoco son muchos los artistas que se han vinculado con ese tema.
Carlos Alonso fue uno de los pocos que lo hizo, que le dio imagen a este hecho a través de una serie de pinturas. Para él se debía dejar “el propio mundo del taller, el mundo del color y la forma, el mundo de las imágenes… para ponerse al lado de una problemática”. Y en relación a la dictadura, particularmente, agrega: “No sé si uno puede quedar al margen, yo personalmente no pude. Sé que hay pintores que lo han hecho, supongo que cada uno tiene sus razones y sus caminos para encontrar cómo se vincula con su sociedad, pero un artista no puede sino, usar su lenguaje”.
Al pintar esta serie de obras a las cuales unificó bajo el nombre de “Manos Anónimas” pero que particularizó con números, el artista se sintió animado: “es reconfortante saber que uno tiene algo en la mano con lo que puede devolver golpe por golpe… como si un Golpe de Estado se pudiera intimar con cuarenta dibujos…”
Alonso tuvo que pasar por varias experiencias dolorosas durante el gobierno de facto, entre estos: dejar su país natal; la muerte de su más íntimo amigo, Alberto, y la desaparición de su hija, Paloma.
A través de su relato aclara que su amigo, un editor de libros,
“fue asesinado acá en Córdoba”1976. A partir de este hecho “empezó toda una nueva vida”, ya no existía la seguridad, había entre el 25 y el 26 de marzo de que pensar y repensar el propio destino.
En abril del mismo año el artista realiza una exposición en Buenos Aires: “Lo ganado y lo perdido” donde, según algunos críticos, aparecían imágenes premonitorias de la violencia que venía. “Parece mentira que dos o tres años antes yo había hecho figuras con desaparecidos”, comenta el pintor con asombro.
Dentro de esta exposición se dieron hechos
que alertaron a Alonso y lo hicieron pensar en que la connotación de esta exposición no era sólo artística sino también política. Entre estos hechos: una amenaza de bomba que se hizo mientras se exhibían sus obras; la ampliación y la diversificación en el público que visitaba la muestra, ya que no era solo la gente de “siempre” sino “gente de barrio”; y una sorpresiva visita en su taller, y que así describe:

“… tuve una visita muy extraña de personajes que eran evidentemente policías o parapolicías que se nombraban (se hacían llamar) como agentes de inmigraciones. Entraron en mi taller e hicieron una investigación de situación. Todo era un verso. Todo”
Debido a esta serie de acontecimientos, el artista decide exiliarse en Roma (1976- 1978) y luego en París (1978- 1981). Fue una época muy dura. Sin embargo, para el pintor nada se compara con lo que sería, dicho en sus propias palabras: “la parte más dura de toda mi vida”, la desaparición de su hija Paloma que fue en 1978. Ello fue lo que “completó todo un cuadro de reflexión”
y que aunque se puede razonar, “la dimensión de un Estado asesino, de un Estado caníbal que se come a sus hijos, es muy difícil de entender”.
La frase “Estado caníbal” se entremezcla con los ojos húmedos de Alonso y
el nudo que se le va haciendo de a poco en la garganta se ahoga con el humo del cigarrillo que toma entre sus manos para calmarse un poco. El tema se mueve, se inclina hacia un costado. Sin duda la desaparición de Paloma es un tema duro.
Sigue hablando, ahora destacando lo positiva del golpe: la labor de las Madres de la Plaza de Mayo: fue como un “fenómeno de la sociedad”, cómo estas mujeres “tomaron la posta y avanzaron con un coraje y con una decisión, determinación y valentía enorme, conmovedora… sosteniendo a una sociedad durante tanto tiempo y dando la posibilidad de que el mundo se entere de lo que pasó”.
Sin embargo, y aún afirmando la admiración por las Madres, confiesa que su misión era otra: “desentrañar” su dolor, “transformar eso en lo que fuera, pero que fuera hecho con mis manos”. Para hacerlo necesitó de casi 10 años. Ese tiempo fue necesario porque “cuando uno está muy involucrado, demasiado herido como para hacer de eso una memoria estética” no puede preocuparse en “si eso va a ser artístico o va a trascender”.

Una trazo sobre la sociedad actual

Sumergiéndolo en nuestros días, y en la valoración de los Derechos Humanos como tales, Alonso cree que éstos “son fundamentales para que una sociedad encuentre formas civilizadas de la convivencia” pero que ahora se están imponiendo una serie de derechos “inhumanos”.
En base a un caso puntual como es el juicio a Luciano Menéndez y a otros imputados por los crímenes de la dictadura, el pintor asegura que ante la noticia del juicio quedó “paralizado” pero que se mantuvo al margen
ya que aunque se sigue juzgando, “hay un resto, una resaca de la sociedad que no va a ser juzgada nunca”, aunque hayan participado.

DATO: Para poder conocer las obras de la serie “Manos Anónimas” de Carlos Alonso pueden visitar el Museo Provincial de Bellas Artes “Evita”. Palacio Ferreyra. Nivel 3.

* Carlos Alonso es un pintor y dibujante argentino. Nació en Mendoza en el año 1929. Se inició en la pintura, oficialmente, a los catorce años cuando ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes de esa ciudad. Durante la dictadura militar argentina de 1976 debió exiliarse, a pesar de ello dejó en sus obras las huellas que ese tiempo dejó en él. De ese tiempo a esta parte ha recibido innumerables premios y reconocimientos por sus trabajos artísticos.




2 comentarios:

cpm dijo...

Maravilloso, gracias por el dato.
un saludo

Made in X dijo...

Excelente la entrevista de Stefanía al maestro Alonso. Felicitaciones por el blog.