13 sept 2008

Claro como el agua del Urabá

Extraído de Revista Sudestada, edición julio 2008 (www.revistasudestada.com.ar)

“Uribe paraco, el pueblo está berraco”Canta en las marchas de los movimientos sociales colombinos.


Los escándalos comenzaron a fines del 2005, con las acusaciones de Rabel García, jefe de informática del DAS, de que el organismo de seguridad colombiano habría facilitado a los paramilitares la lista de varios dirigentes sociales asesinados. Entre ellos, dos sindicalistas de la multinacional del carbón Drummond.
Además habló de fraudes electorales a favor del gobierno, una presunta conspiración para matar al presidente venezolano Hugo Chávez, y hasta llamadas a funcionarios para que pusieran a disposición de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, la camioneta presidencial.
El sorpresivo allanamiento del computador de este jefe paramilitar que se acogió a la Ley de Justicia y Paz permitió a Gustavo Petro y otros congresistas presentar las pruebas sobre numerosas vinculaciones entre el gobierno y estos grupos armados.
El llamado escándalo de la “parapolítica” incluye a 161 dirigentes políticos investigados por la Corte Suprema de Justicia o la Fiscalía. La mayoría de la coalición uribista, como el senador Mario Uribe, primo del presidente; Luís Alberto Gil, jefe de Convergencia Ciudadana; Luís Humberto Gómez Gallo, notable político conservador; el senador Alvaro Araujo, hermano de la ex canciller María Consuelo Araujo (que tuvo que renunciar a su cargo).
Por su parte, el líder paramilitar Salvatore Mancuso confesó haber ordenado el asesinato selectivo de 336 dirigentes sociales, además de masacres y secuestros masivos, para los cuales contó con la colaboración de la policía de la región (a quien pagaba 400.000 dólares al mes), la fuerza Aérea Colombiana (que facilitó dos aviones para la llamada masacre de Mapiripán), además de 32 personas entre congresistas. Gobernadores, alcaldes, concejales y funcionarios públicos (todos uribistas) con las que en el 2002 firmó, junto a otros jefes paramilitares, un pacto a cambio de votos.
Más allá de los escándalos, la historia no oficial de Uribe muestra que no se necesitaba del computador de Jorge 40 para descubrir sus lazos con el narcoparamilitarismo.
En su libro Los jinetes de la Cocaína, el periodista Fabio Castillo cuenta como Mancuso y los hermanos Castaño, integrantes del grupo Los Pepes, vinculado al Cartel de Medellín, y luego los líderes de los principales grupos paramilitares, eran vecinos de finca de Alberto Uribe Sierra, un reconocido colaborador de Pablo Escobar, quién habría incidido en la designación de su hijo, Álvaro, como director de Aerocivil, la compañía aérea estatal que se encargó de aumentar el flujo de drogas del cartel a Estados Unidos.
En el año 2001, un informe confidencial de la DEA, ubicó a Álavaro Uribe Vélez en el renglón 82 de la lista de los 100 más grandes narcotraficantes del mundo.
Su hermano Santiago Uribe Vélez coordinaba las acciones del grupo paramilitar “Los Doce Apóstoles”, que tenían su sede en la finca “La Carolina”, también propiedad de Álvaro.
Sus primos Carlos Alberto Vélez Ochoa, Juan Diego Vélez Ochoa y Mario Vélez Ochoa, comandaban “Los Erre”.
Historias que también pueden encontrarse en el libro del exiliado periodista colombiano, Fernando Garavito y el corresponsal de Newsweek, Joseph Contreras, Biografía no autorizada de Álvaro Uribe Vélez. (El señor de las sombras), o en Colombia, laboratorio de embrujos. Democracia y terrorismo de Estado, del periodista y colaborador de www.rebelion.org, Hernando Calvo Ospina.
“Cuando Uribe fue gobernado de Antioquia, creo, con el apoyo financiero de los Estados Unidos, las cooperativas de seguridad Convivir, a partir de las cuales se produjo el mayor pico de violencia en el Urabá Antioqueño. Nunca en la historia del Urabá se habían producido tantas masacres y asesinatos selectivos, tanto desplazamiento”, cuenta Humberto Motta, que también aclara: “entendamos que, y lo saben muy bien las trasnacionales que tienen mejor información que nosotros, el Urabá es una zona única en el mundo por su biodiversidad y la composición físico química de sus tierras. Es la zona donde se están implementando los grandes proyectos de palma africana y por donde va a cruzar la Panamericana, y los canales paralelos al de Panamá. Donde se está construyendo un megapuerto para la exportación de materia prima a los Estados Unidos. Entonces ese fenómeno veámoslo hoy cuando Uribe es presidente y firma el tratado de libre comercio. Y hago esa puntualización porque en ese momento el señor Mancuso fue gerente de una de las Convivir. Fue vecino de Finca de Uribe, que también tiene grandes propiedades en el Urabá.”



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